Capítulo veintisiete

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PABLO GAVI

Siento un cuerpo caliente abrazarse a mí mientras yo paso mis manos por su cintura y el pelo de mi queridísima novia se me mete en la boca.

Joder asi da gusto despertarse si señor, nótese el sarcasmo. Por estas cosas odio que duerma con el pelo suelto.

No se que hora es pero yo no tengo entreno hasta por la tarde y Mar no entra en la uni hasta las doce por ser jueves. Abro los ojos acostumbrándome a la poca luz que entra por la ventana encontrándome la mejor imagen de todo el puto mundo, que es a mi chica durmiendo con la boca abierta y el pelo revuelto, mi camiseta puesta y tapada con el edredón a mi lado mientras se abraza a mi cuerpo. Sonrio sin poder evitarlo porque es puto preciosa y tengo la suerte de poder despertarme a su lado.

Nuestras piernas están enredadas y estamos juntos como lapas, como siempre vaya porque no sabemos dormir de otra forma que no sea así. Cojo mi móvil de la mesilla con cuidado de no despertarla y veo que son las 10:20, por lo que lo dejo a un lado y me giro hacia su cuerpo mientras la abrazo más contra mí aspirando el aroma de su pelo y aprovechando este momento de tranquilidad ya que en nada nos vamos a tener que levantar.

Ayer después del entreno vino a dormir a mi casa y cenamos juntos mientras nos veíamos una peli tirados en el sofá como un matrimonio que llevan cuarenta años casados. La verdad es que llevamos una temporada muy buena, desde aquella bulla que tuvimos a mediados de abril no hemos vuelto a discutir exceptuando nuestros piques tontos de cada día, pero eso es imposible evitarlo ya que si no nuestra relación sería demasiado aburrida.

Duermo más con ella que solo últimamente y eso que vivimos en casas separadas, no me estoy quejando para nada que conste, ya que me he acostumbrado a dormir con el koala que tengo como pareja y que me pone los pies helados por las noches en la espalda.

Ahora que lo pienso... ¿Como sería vivir con Mar los dos juntos en una casa?
En nuestra propia casa...
Pienso en ella entrando en nuestra cocina con su moño de roneanta en la cabeza y mi camiseta puesta mientras yo le preparo el desayuno porque sin café no es persona.
Para que nos vamos a mentir, no es la primera vez que pienso en un futuro con ella, y me encanta la idea de pasar el resto de mis días a su lado.

Siento sus manos acariciar mis omoplatos desnudos suavemente indicándome que ya está despierta. Saco mi cabeza del medio de su pelo antes de empezar a darle besitos por la mejilla mientras noto como me sonríe aún con los ojos cerrados.

—¿Que hora es?—pregunta con esa voz de camionero que tiene al despertarse.

—Las diez y media—respondo yo mientras le saco el pelo de delante de la cara mientras me quedo observándola con una sonrisa boba.

Ella abre los ojos para mirarme antes de sonreírme también y empezar a estirarse como una estrella de mar.

—He dormido como una reina, mira que tu cama es cómoda cari.—dice ella mientras se incorpora un poco en la cama y se hace su moño habitual en la quiquiricota

—No te jode, durmiendo en la mitad de la cama y yo con el culo de fuera pues normal que durmieras como una reina, cabrona—le digo yo riéndome mientras la cojo de la cintura para volver a tumbarla en la cama.

—Te jodes y bailas, no haberme invitado a dormir guapo.—me dice picándome mientras esboza una sonrisa.

Yo me acerco a su rostro para darle su beso de buenos días cuando ella me gira la cara haciéndome una pedazo de cobra mientras veo como esboza una sonrisa burlona.

—¡Pero dame un beso pedazo de rata!—le digo yo mientras me río y le cojo la cara.

—Primero me tengo que lavar los dientes, impaciente que eres—me dice vacilándome sin quitar la sonrisa y girándome aún más la cara.

EVITERNO ; pablo gavi.Where stories live. Discover now