Capítulo 15.

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Blood.

Aitara.

La llegada a Italia nos toma dormidos y Biagio es quien debe despertarnos. Matteo sigue acurrucado entre mis brazos a pesar de ser muchísimos más alto y fuerte que yo.

Cuando despierta noto que ya no tiene pupilas dilatadas, pero igual no luce igual que ayer, se ve más agotado.

—¿Llegamos? —Pregunta con vos ronca, masajeando sus sienes.

—Sí, ¿te duele la cabeza? —Pregunto y asiente.

Busca algo en los bolsillos de su saco y temo que sea heroína, pero no lo es, es una pequeña caja. La abre mostrando un brazalete de diamantes y zafiros. Biagio abre la puerta del jet y todo el personal baja mientras nosotros permanecemos aquí.

Matteo toma mi mano izquierda y coloca el brazalete.

—¿Qué es esto?

—Un brazalete.

—Lo sé, no soy idiota.

Me mira con duda y le pego en la cabeza haciendo que se queje porque le dolía.

—Me refiero a porqué me lo das.

—Lo suele usar la esposa, novia o prometida del líder o futuro líder del clan italiano.

Lo miro extrañada y entonces recuerdo que para todos aquí yo soy su novia y debe mantenerse esa versión por seguridad. Ajusto el brazalete y me pongo de pie.

Nos detenemos en la puerta del jet y él entrelaza nuestros dedos.

Bajo sujetando su mano y una fila de al menos quince hombres a cada lado nos recibe, treinta en total. ¿Qué está sucediendo aquí?

—¿Qué está pasando? Dime la verdad o me largo.

—No discutas ahora, te explico dentro.

Sostengo su mano con más fuerza cuando llegamos al final de las escaleras y empezamos a caminar en medio de la fila de hombres que forman un tipo de camino a cada lado y se van arrodillando apenas pasamos frente a ellos.

Casi detengo mi andar de no ser por ir de la mano con Matteo.

¡Ay me encanta esto! Pareces reina de una mafia o una jerarquía.

A mí no me gusta, es raro.

¿A quién engañas? A tu lado Maxwell le encanta esto.

Al fin entramos a la hacienda y apenas subimos a la habitación suelto su mano y me detengo frente a él.

—¿Para qué querías que vinieras?

—Necesito que estés conmigo.

—¿Para qué?

—Necesito que seas mi pareja por esta noche.

—¿Qué?

—Domenico quiere que me case con Ileana. No quiero casarme con ella, no la quiero.

—Y a mí tampoco, entonces ¿qué hago yo aquí?

—Hoy vienen unos socios, no será aquí, será a La Fortaleza, habrá gente de las mafias más poderosas, las mafias de Rumania, Polonia, Japón y Pakistán. Pero no es por eso por lo que estás aquí.

—¿Y por qué es?

—Te necesito a mi lado este día.

Ya empiezo a molestarme con tantos rodeos, él lo nota y me toma de las manos sentándome en la cama, se queda de pie y toma aire.

Mío.Where stories live. Discover now