—¡Minari, abajo!— Gritó la mayor. Mina, la cual se encontraba en su habitación mirando las líneas paralelas blancas del techo de su habitación, se levantó con mucho cuidado de la cama, caminando tranquila y lentamente hacia las escaleras, sujetándose firmemente de las barras y bajando una por una.
Con mucho cuidado terminó de poner sus dos pies sobre el liso piso de cerámica con diseño de un color madera, toda la casa perfectamente decorada de manera minimalista y todo completamente hogareño para que Mina se sienta cómoda en el lugar, se había mudado hace muy poco.
Caminó hacia su hermana mayor, la cual se encontraba con su novia, siempre estaban allí, abrazadas y ayudándose ambas en hacer el desayuno. Con cuidado tomó la silla y la jaló para sentarse, tomando los palillos uno en cada mano jugando con ellos y moviéndolos de un lado a otro. Su hermana no le dejaba usarlos, ya que siempre terminaba lastimándose, no sabía usarlos bien.
—Oye, Minari.—Escuchó unos pequeños golpes sobre la mesa, levantando asustada su cabeza y mirando a su hermana mayor.— Perdón por asustarte, pero ten, come esto.— Señaló el plato de comida con sus dedos y sonriendo, tomando con cuidado sus manos y quitandole los palillos.
Empezó a comer, escuchando cómo su hermana y su novia se sentaban, empezando a comer, mientras murmuraban distintas cosas muy muy silenciosamente, haciendo que para Mina fuera muy confuso todo, pero no quería molestar más a su hermana.
—Oye, chiquita. ¿Por qué no vas a darle comida a Heinz?—Vio la cálida sonrisa de conejito que su cuñada le proporcionaba. Señaló a un gatito blanco pomposo, el cual se estaba levantando de su camita, estirando sus patitas. Mina se paró rápidamente, haciendo que se resbalara y golpeara su mejilla contra el piso. Su hermana rápidamente la ayudó a levantarse, sintió su mejilla caliente, no estaba lastimada, así que su hermana solo la revisó.
Se paró nuevamente pero con más cuidado, caminando hasta su lindo gatito blanco. Tomó un puñito de comida de gato, le sirvió su comida en su platito, tomó un vasito con agua y le sirvió. Se sentó al lado del gatito, viéndolo alimentarse, acariciando su suave pelaje. Escuchó un golpe en la mesa, giró su rostro con rapidez, su hermana le hizo una seña de que se sentara.
Caminó hacia ambas, mirándolas con detenimiento, se sentó frente a ellas, vio como ambas tenían sus manos sujetadas, Jeonyeon tenía una expresión preocupada en su rostro, mientras que Nayeon simplemente la miraba, intentando darle tranquilidad a su hermana mayor.
—Oye, Minari. Estuve averiguando un poco, ya han pasado algunos meses, y debes intentar retomar tu vida, ¿Si?— Jeonyeon la miraba con una pequeña sonrisa— Busqué algunos colegios, encontré uno muy bonito, en el que hay muchas personas lindas, y te podrán cuidar bien.—
—¿Quieres ir, Minari?— Preguntó la novia de su hermana, sonriendole felizmente— También mi prima va allí, podrán llevarse muy muy bien, ella va a estar contigo en el mismo salón—
Mina negó con la cabeza fuertemente, no quería ir, quería quedarse en su casa con su hermana, con su pareja y con Heinz, no quería irse. Su hermana le tomó la mano y asintió suavemente a su cabeza, sonriendole un poco.
—No te preocupes, Minari, no irás si no lo deseas.— Ella asintió fuertemente con su cabeza— Puedes ir a tu habitación, pequeña.— Mina se paró rápidamente, subiendo las escaleras con demasiada rapidez, tanta, que pensaban que se iba a resbalar, pero eso no ocurrió, se escuchó solo el fuerte golpe de la puerta sonar.
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Mina tenía una cita con su psicóloga/neuróloga, iba una vez al mes para que pudieran hablar tranquilamente sobre lo que Mina sentía y necesitaba en su vida. Mina tenía casi 16 años, tenía el cabello castaño y ojos color café, un color tan bonito, cosa que heredó de su difunto padre. No era tan alta, su complexión era delgada pero acostumbraba a cubrir su cuerpo con poleras anchas y pantalones sueltos.
Estaba jugando con sus deditos, el cual tenía el anillo de compromiso que su difunta madre usaba, su hermana se lo había dado, y Mina nunca se olvidaba de ponérselo en su dedo corazón.
Estaba hablando con ella, aunque solo soltaba pequeños balbuceos y respuestas completamente breves. No le gustaba hablar de esa manera, pero no podía decir otras cosas, su vida se había vuelto completamente un caos, pero tampoco podía hacer nada por el momento.
—Tu hermana me contó que puedes ir al colegio— Mina asintió suavemente con la cabeza— ¿Y por qué no vas? Me contó que la escuela que vio es muy bonita.—
—No lo sé... Es m-malo.—
—¿Por qué es malo, Mina?— La menor negó fuertemente con la cabeza, negándose a hablar— ¿Quieres escuchar un poco de música?— Mina asintió con la cabeza suavemente, mirando como su psicóloga se levantaba y encendía la radio, sonando una linda y cálida melodía de piano.
Mina descubrió que tenía un gran amor hacia la música clásica. Se sentía en calma, era completamente relajante escuchar esa música, podía sentir como se relajaba a tal punto que parecía que todo había regresado a como era antes, pero eso no podía ser posible, ahora solo estaba encerrada en su propio cuerpo.
Por el momento no quería ir al colegio, no quería que todo saliera mal, prefería quedarse en su casa y no salir de allí. A los pocos minutos, su hermana llegó por ella, se despidió agitando su mano suavemente y se fue caminando despacio con su hermana mayor, la cual estaba tranquila a un lado, manteniendo una sonrisa relajada, su hermana se veía feliz, pero sabía que por dentro estaba completamente preocupada por ella.
Su hermana no tenía muchos problemas, tenía sustento económico, pero el problema de su hermana era ella. Jeongyeon se la pasaba todo el tiempo detrás de ella, a veces escuchaba cómo la novia de su hermana a cada rato le decía que dejara de preocuparse tanto, a veces veía que peleaban, ya que Nayeon no iba a la casa, pero de alguna u otra manera su hermana terminaba por encontrar su propia calma.
Mina lo único que quería era ya no ser un problema...
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-Ésta es una adaptación, la fanfic original es de el escritor SweattiePrince-
