Se encontraba recostada sobre su cama, mirando hacia el gran ventanal de su casa, seguía triste a pesar de que Chaeyoung se había ido hace unas pocas semanas, no se había podido contactar con ella todavía, Nayeon ya le había contado que Chaeyoung recién se estaba estableciendo como para que pudieran hablar, Mina entendía eso, pero aún no podía evitar estar triste, pensando en que Chaeyoung estaba tan lejos suyo y no iba a visitarla. Nayeon entró a la sala, viendo cómo su cuñada estaba sentada en el sofá, perdida en su mundo, cada vez el cielo se ponía oscuro.
Nayeon caminó a su lado, sentándose con ella, la japonesa ni siquiera se inmutó cuando su cuñada se sentó a su lado, al parecer sólo seguía pensando y estaba perdida. Nayeon tocó el hombro de su cuñada, por fin llamando su atención, la menor sólo la miró confundida pero nuevamente decidió acomodarse para poder seguir pensando en la manera de que pudiera estar junto a Chaeyoung en Boston.
-Mitang, ¿Quieres un helado?- La japonesa negó con la cabeza, sin siquiera prestarle suficiente atención a su cuñada.
Acomodó la sábana que tenía abrazada, estaba haciendo un poco de frío. A Mina lo único que consolaba era que Chaeyoung había dicho que no se iba a enamorar de nadie más, y que tenía el peluche que le regaló. Escuchó a lo lejos cómo Nayeon le avisaba que pronto iban a cenar, ella sólo asintió con la cabeza inconscientemente, sintiendo cómo su cuñada se levantaba y se iba de su lado.
Pasaron más minutos, Mina saludó a su hermana que acababa de llegar, no sabía a donde iba su hermana todos los días, pero tampoco tenía ganas de preguntarle. Mina movió sus pies, viendo cómo su gatito Heinz ronroneaba en sus pies, la menor sólo lo cargó a la par que acariciaba su esponjoso pelaje blanco, el gatito solo se acurrucó en su pecho y sus piernas al parecer Heinz solo quería dormirse un ratito.
-Mitang. Vamos a comer.- Mencionó Nayeon, acariciando suavemente su cabeza, Mina negó levemente.
-No qu-quiero...- Murmuró la menor, acomodándose mejor en el sillón y aún acariciando el pelaje de su gatito.
-¿No quieres comer, Minari?- Su hermana se acercó a ella, sentándose a su lado. La menor negó con la cabeza, no quería comer, al menos no todavía.- Vamos a comer, ¿Sí? Nayeon hizo tu comida favorita, Mina.-
-A-Ahora no t-tengo hambre...- Negó con la cabeza nuevamente, mirando a su hermana mayor.
-Mina, no puedes quedarte sin comer.- Mina sólo miró a su hermana, negando de nuevo con la cabeza.- Vamos a comer, Minari.-
La japonesa se levantó del sillón, caminando rápidamente hacia su habitación con su gato y su sábana, no quería que su hermana siguiera insistiéndole. Entró a su habitación, recostándose en su cama, pudiendo ver cómo su gatito de acurrucaba en su almohada y se ponía a dormir, ella solo se abrigó con la sábana, veía cómo su gatito tenía sus ojitos cerrados. Mina terminó por quedarse dormida.
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