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Se suponía que la iglesia era un lugar sagrado de Dios, no un lugar secreto para los ángeles caídos y los exorcistas rebeldes.
T/N e Issei se escondieron detrás de dos árboles diferentes, monitoreando la puerta de entrada en busca de una actividad.
"Oye, ¿no estarán esperando que vengamos por aquí?" Issei cuestionó, con cautela.
"No, estarán esperando que vengamos por la parte de atrás. Probablemente por eso no hay guardias", respondió T/N.
"Oh, está bien. Entonces, ¿estamos usando su plan contra ellos?" Issei preguntó.
"Exactamente", respondió T/N.
Los ángeles caídos tenían la mala costumbre de pensarse a sí mismos como superiores al punto de subestimar a todos los demás. T/N planeó usar eso a su favor.
"No estoy sintiendo a nadie", dijo T/N. "Deberíamos ir adentro".
"Oye", Issei lo detuvo. "Me alegro de que estés aquí. Sé que lo dije, pero realmente no me gustaría entrar solo".
T/N sonrió. "Por supuesto. Para ser honesto, yo tampoco".
Los dos asintieron el uno al otro antes de caminar hacia la puerta principal. T/N hubiera preferido colarse, pero con la cantidad de tiempo que se había perdido de antemano, no podía arriesgarse a esperar más, no con una vida humana en juego.
Con una explosión de sus poderes telequinéticos, T/N abrió la puerta de golpe. Las viejas puertas de madera casi salieron volando de sus bisagras, pero eran lo suficientemente fuertes como para no romperse por completo.
Entonces, un ángel y un demonio entran a una iglesia. Uno le dice al otro: "¿Dónde crees que están?"
El otro dice: "No lo sé, pero mantén los ojos abiertos".
La iglesia en sí era más que vieja, era casi antigua. Las estatuas de ángeles habían sido destruidas, si eso fue por el tiempo o por alguien más era desconocido. Los bancos estaban cubiertos de polvo y telarañas. La cruz de madera gigante que estaba al frente de la habitación sobre una estructura se había corroído y se había hecho pedazos.
A T/N le dolió ver que un lugar de culto se había convertido en esto. Sabía que cada vez menos personas creían en Dios y en los ángeles mientras que, sin darse cuenta, alababan a los demonios culpando a Satanás y diciendo frases con la palabra "infierno", pero eso no significaba que lugares como este tuvieran que olvidarse, ¿o sí?
"Esto es terrible", Issei interrumpió las reflexiones de T/N.
T/N no pudo evitar estar de acuerdo con la declaración de Issei.
De repente, una persona que salía de las sombras empezó a aplaudir. "¡Hey hey hey!"
La persona se reveló como un joven con cabello blanco corto que le llegaba a los hombros y ojos tan rojos como la sangre. Llevaba la ropa clerical tradicional perteneciente a la de un sacerdote. Alrededor su cuello era un colgante de crucifijo de metal.
