·Karl Heisenberg - RE8·

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Título: Dentelladas de acero. ( I )

Agradecimiento a - Nahirosalya - por la idea, gracias <3

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Aclaración: One-shot con temática omegaverse.

¡¡Advertencia!! : Este one-shot tiene contenido +18 (parte señalada, leed tranquilxs de momento).


P.O.V Omnisciente.

La chica acababa de dejar la última de las varias cajas de mercancía apiladas en el suelo y se dio la vuelta hacia los humanoides que esperaban para recogerlas.

– Adelante. – Les dijo.

Acto seguido, los tres desfigurados con brazos de metal se movieron, comenzando a adentrar las pesadas cajas de madera a uno de los almacenes de la fábrica.

Tn se encontraba en una de las entradas menos conocidas de la majestuosa fábrica en el valle de la montaña. Hogar del despiadado mutante conocido como Heisenberg.

A pesar de haber estado ya un par de veces en el lugar, el edificio seguía siendo tan caótico como imponente, haciendo que le pusiera los pelos de punta.

Ella era la nueva mercader de la aldea. Empleada poco remunerada de Duque. Aunque no se quejaba, tampoco tenía demasiado en qué gastar su sueldo.

– ¡Vamos, niña! ¡Aún queda por hacer! – Se escuchó desde lejos al comerciante, el cuál se encontraba sentado como de costumbre al frente de su carromato, esperando a que la muchacha acabara con el trato.

Suspiró y se acercó al cyborg que tenía la bolsa con el dinero de la compra. La agarró y giró sobre sus talones para marcharse, pero a medida que caminaba sobre la nieve, la sensación de que estaba siendo observada por alguien más allí crecía en su interior.

La omega miró hacia atrás por un par de segundos, pero allí no había nadie más aparte de los ya vistos.

Se encogió de hombros y se marchó, dejando a su paso un agradable aroma cítrico y dulce. Aroma que no había pasado desapercibido.

El alpha de ojos amarillentos, dueño de aquellas tenebrosas tierras, veía desde las alturas el contoneo del cuerpo de la chica al alejarse.

El instinto lo estaba abrumando.

Desde que la había visto acercarse a su hogar hacía ya un rato, vacilaba entre bajar y presentarse o mantenerse alejado, optando finalmente por la segunda opción, pues no estaba seguro de poder contener sus impulsos si sus sentidos ya la habían detectado desde allí.

Heisenberg era una persona desalmada que vivía rodeado de sus propias creaciones, humanos que, en su mayoría, al convertirlos en máquinas vivientes, perdían la esencia de su género, provocando que no fueran más que pedazos de carne y metal unidos por tornillos y ligamentos.

RESIDENT EVIL - ONE SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora