Aquí encontrareis una recopilación de One-shots/Imaginas totalmente originales de nuestros personajes favoritos de la saga de videojuegos, series y películas animadas de Resident Evil.
· Personaje x Fem (Tn = Tu nombre). También puede haber Personaj...
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⚡Dedicado a /LucasmercedL
Imagina: Ethan sigue buscando a Rose por toda la aldea y tras escapar de monstruos y superar pruebas, se ve apresado en los calabozos del Castillo Dimitrescu.
P.O.V Omnisciente.
Un plato de comida se deslizó despacio por debajo de la pesada puerta de madera oscura. La ración diaria.
Un hombre alto y rubio se encontraba en el lado contrario de aquella pequeña celda, escuchando con cautela quién se encontraba al otro lado de la puerta.
Hasta el momento había conseguido identificar tres tipos de caminares distintos, pero dos de ellos eran lentos y cansados, los cuales asignó mentalmente a los horripilantes seres que habitaban aquellas catacumbas. Pero el tercero, el tercero era un andar firme y elegante, y creía saber a quién pertenecía.
Aquellos últimos pasos eran ahora los que daban media vuelta para volver a irse. Pero él no podía permitirse pasar otro día allí metido, así que probó suerte por primera vez desde que llegó allí.
– ¡Por favor! ¡No quiero problemas! – Exclamó con la desesperación rodeando su garganta. – ¡Tan solo quiero a mi hija! –
El eco de aquellos tacones cesó, para luego volver a escucharse regresar frente a la puerta.
Algo inesperado sucedió. El sonido de unas llaves y el "click" de estas al girarse sobre la cerradura se escuchó, para que posteriormente se abriera la puerta frente a él.
– Vaya, vaya... Por fin te dignas a hablar, Ethan. – Sonrió vacilante la gran mujer.
El nombrado sintió que su corazón daba un vuelco al ver de nuevo a aquella majestuosa mujer.
Sabía que lo habían capturado hacía unos pocos días gracias a las raciones de comida, pero no tenía ni idea de quién era su captor, hasta ahora.
La gran señora del castillo estaba de pie frente a él, con su característico vestido de tela blanca reluciente. El corazón se le iba a salir del pecho, creía que no la volvería a ver después de escapar de los jueguecitos de Heisenberg, pero ahí estaba, tan radiante como siempre.
– ¿Se te ha comido la lengua el gato, pequeño buscador? – Se acercó a él con un par de pasos, devolviendo al rubio a la realidad.
– Y-yo solo...solo quiero encontrar a mi hija. – Se revolvió en el sitio, recomponiendo su voz. – Sé que tú la tienes. –
Alcina observó detenidamente las facciones del hombre mientras este hablaba. Le parecía tan pequeñito a su lado. Tan adorable y sumiso para ella. Casi le parecía una broma lo exigente que este podía llegar a ser cuando hablaba.
Aunque lo entendía. Podía entender aquella fuerza de voluntad a la que se aferraba el humano, al fin y al cabo estaba peleando por su hija. Ella conocía muy bien ese sentimiento.
