Capitulo 4

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Jimin irguió los hombros y respiró profundamente para intentar contener la ira.

—Te dije que tenía límites, y esta mañana esos dos chicos los han cruzado. Me han avergonzado en público con su forma de hablar y de vestir. ¡Se comportan como dos fulanos!

—Yo no me acuesto con fulanos —le cortó Jungkook secamente—. Una insinuación más como ésa y estás despedido.

—¿Por tener criterio? —protestó Jimin, enardecido por la indignación y el rencor—. ¿Por esperar que se me trate como a un profesional durante mi jornada laboral?

—Tú no tienes criterio alguno. Tienes una mente demasiada estrecha para eso. Antes de contratarte te previne de que tendrías que aceptar todos los encargos que te asignara.

Jimin mantuvo la cabeza alta, decidido a no dejarse intimidar por Jungkook

—So Ryong y Dae Ryong se han pasado de la raya...

—Si no puedo contar contigo para que cumplas órdenes, no me eres útil. No consiento que ningún miembro de mi personal me diga lo que puedo y me no puedo hacer, ni que se queje de las responsabilidades que se le atribuyen. Si ésa es la actitud voy a recibir de ti, ya puedes ir recogiendo tus cosas y marcharte a Atenas.
Para Jimin ya era imposible dar marcha atrás, de modo que fue a recoger sus cosas con la cabeza muy alta. ¿Cómo se atrevía Jeon Jungkook  a decir que era un mojigato? ¡Sólo porque él se acostaba con cualquier mujer o doncel bonito y sin cerebro!

La costumbre de ShinHye de acostarse con cualquiera había hecho que Jimin se mostrara muy cauto con el sexo, influido, lógicamente, por el desprecio que su madre provocaba en la sociedad. Jimin intentaba diferenciarse de su madre todo lo posible. Nunca vestía ropa provocativa, no se le ocurría coquetear con hombres casados ni se le pasaba por la cabeza tener sexo sin compromiso. Sólo había tenido tres relaciones: con Namjoon y con dos chicos en la universidad. Con ninguno llegó a nada, ya que todos acababan buscando algo más fácil. Un hombre como Jeon Jungkook representaba la peor amenaza en su concepción particular de los sentimientos.

Jimin volvió a la isla de Speros, donde su madre la obligó a contarle el incidente.

—¿Por qué no te reíste de esos donceles? La culpa es tuya, por tomarte siempre las cosas tan en serio—lo acusó ShinHye—. ¡Conseguiste el trabajo de tu vida y lo echaste todo a perder!

—No necesito que me lo eches en cara, mamá —murmuró Jimin —. Y no te preocupes. Tengo dinero suficiente para pagarte el alquiler de dos meses, hasta que encuentre otro trabajo.

—No vas a encontrar un trabajo tan bien pagado como el que has perdido. ¿Qué mosca te ha picado? Jeon Jungkook es joven, guapo, soltero y no quiere atarse a nadie. Lo que haga con su vida no tiene nada que ver contigo.

—No me gusta lo que hace ni cómo se comporta, y mi trabajo me obligaba a soportarlo en contra de mi voluntad. ShinHye miró severamente a su hijo.

—Te gusta y estás celoso...

—¡No, eso no es verdad! —exclamó Jimin , estremeciéndose ante la acusación de su madre.

—Es muy guapo —observó ShinHye, ladeando la cabeza—. Yo no me lo pensaría dos veces.

Jimin se abstuvo de decirle que el nunca se lo pensaba dos veces con nadie. ShinHye ya no era la despampanante mujer de su juventud y cada vez había menos hombres en su vida. Habían pasado dieciocho meses desde que Jimin fue por última vez a casa y descubriera que su madre estaba alojando a un amante mucho más joven que ella. La idea de ver juntos a Jungkook y ShinHye le provocó náuseas y le impidió conciliar el sueño aquella noche.

Seducción- KookMinWhere stories live. Discover now