Capitulo 5

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A penas llevaba unas horas casado y ya había echado a perder su matrimonio. Había perdido la confianza de Jungkook y no sería fácil volver a recuperarla. Estaba muy disgustado con el, como había sido lo esperable.

Entonces oyó el ruido de unas aspas y corrió hacia la mesa para agarrar el teléfono. El capitán McGregor le informó de que Jungkook se había marchado en el helicóptero con su equipo de seguridad y que su destino era Mónaco. Jimin le dio las gracias por la información y dejó el teléfono con la mano temblándole y el corazón desbocado.

Pocos novios, sin embargo, se quedaban abandonados a las pocas horas de haberse casado. Y Jungkook era tan famoso que la prensa no tardaría en descubrir y exagerar su escandaloso comportamiento marital.

Las lágrimas le escocían en los ojos y los sollozos le oprimían la garganta. Volvió a su camarote para vestirse. Aún no había amanecido, pero la noche de bodas ya se había acabado. Volvería a Speros en la lancha y se iría a casa a cuidar a Nicky. ¿Qué otra cosa podía hacer? Su presencia en el Sea Queen sólo había servido para alejar a Jungkook de su amado yate.

¿Se habría acabado su matrimonio para siempre, incluso antes de haber empezado? Intentó imaginarse a Jungkook dándole una segunda oportunidad, pero falló miserablemente. ¿Por qué iba a darle otra oportunidad si nunca la había amado? Y sin amor, ¿qué derechos tenía ella sobre él?

Se odiaba a sí mismo por ser tan ingenuo y estúpido. El secreto de su embarazo le había costado la felicidad.

Durante las dos semanas más largas de su vida, Jimin siguió el rastro de Jungkook por todo el globo. En esa ocasión le fue de gran utilidad la incansable labor de los paparazzi, pues gracias a ellos aparecían en la prensa todos los movimientos de Jungkook.

Así, pudo saber que Jungkook se había alojado dos noches en un casino de Mónaco, jugando con un grupo de amigos. Después fue a un club nocturno de Londres, y aunque entró y salió en solitario, Jimin no pudo pegar ojo preguntándose si había estado con otras personas en el interior. O quizá alguien lo estaba esperando pacientemente en un lugar más discreto...

Por su propio bien intentó dejar de leer la prensa amarilla, ya que se estaba volviendo loco con los artículos que especulaban sobre su matrimonio. Casi todos decían lo mismo, que Jeon Jungkook se había casado con su asistente para seguir disfrutando de su libertad sexual. En cuanto a el, lo retrataban como un esposo sumiso y discreto que valoraba demasiado la fortuna de su marido como para exigirle nada. Como todos los periódicos señalaban, Jungkook no era el tipo de hombre que acatara órdenes de nadie, ni siquiera de un esposo. Siempre había hecho lo que quería, cuando quería y con quien quería, sin dar ningún tipo de explicaciones.

—¡No puedo creer lo que estás haciendo!—le espetó ShinHye, mientras Jimin estaba jugando con su hijo y su perrita Skye—. ¿Se puede saber por qué has vuelto a esta chabola de mala muerte? ¡Ahora eres un Jeon y tu casa es esa enorme mansión! No puedes fingir que tu boda no tuvo lugar. La gente empieza a hacerse preguntas...

Jimin impidió que la perrita mordiera uno de los juguetes de Nicky.

—No tengo intención de llevarme a Nicky a casa de Jungkook hasta que él lo reconozca como hijo suyo.

—¿Quieres dejar de ser tan estúpido? —le reprendió su madre, arrugando su atractivo rostro en una fea mueca de disgusto. Su agudo chillido hizo que Skye se escondiera tras el sofá—. Deja al mocoso con nosotras y tú toma posesión de lo que te pertenece. Tienes derecho a vivir en esa mansión... ¡Eres el esposo de Jungkook! Jimin fulminó a su madre con la mirada.

Seducción- KookMinWhere stories live. Discover now