Capitulo 3

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Ajeno a las inseguridades de Jimin, Jungkook se quitó la camisa y reveló un torso labrado en fibra muscular, una cintura estrecha y un abdomen tan duro como una roca. Físicamente era la perfección personificada. Se despojó de su última prenda y dejó al descubierto su imponente erección. El rostro de Jimin se cubrió de rubor. A diferencia de Jungkook, no había la menor laguna en su memoria, y recordaba perfectamente el tacto de aquella dureza aterciopelada bajo sus dedos y moviéndose dentro de el.

Jungkook se tumbó a su lado y lo apretó ávidamente contra él. Deslizó los dedos bajó la lenceria fina y gimió de satisfacción. Temblando bajo sus expertas caricias, Jimin levantó las rodillas para permitir que le quitase la última barrera de tela que se interponía entre ellos.

—Te deseo... —murmuró Jimin.

Jungkook volvió a gruñir, complacido y le recorrió con sus ojos dorados mientras seguía acariciándolo. Pero entonces rozó en la parte inferior del vientre una zona más áspera que el resto de la piel y se detuvo, sorprendido.

—¿Qué es esto? — Pregunto Jungkook, Jimin se quedó paralizado por el pánico. Jungkook había encontrado la cicatriz de la cesárea.

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—Es la cicatriz de una operación que me hicieron... —respondió en el tono más natural que pudo.

—No me habías dicho nada —observó él.

—Hay cosas que prefiero no contar.

Mientras tanto Jungkook desplazó la mano hacia su miembro, su punto más sensible y la reacción de Jimin no se hizo esperar. Empezaba a inquietarse, porque las respuestas de su cuerpo traspasaban los límites de su autocontrol. El placer que Jungkook le provocaba entre los muslos era más de lo que podía soportar sin gritar. Jungkook se separo por un instante y poder alcanzar el lubricante, la mirada de Jungkook viajó sobre el bien tonificado cuerpo, los pezones rosados y las piernas bien formadas que él había imaginado envueltas
alrededor de su cintura un sin número de veces, Jungkook nunca se había sentido tan fuera de control. Se dijo a sí mismo que tenía que conseguir autocontrolarse mientras lubricaba sus dedos generosamente, pero estos estaban temblando.

Jimin se retorció cuando Jungkook toco su entrada con sus dedos lubricados, masajeando firmemente, Jungkook apretó un dedo contra él, sin realmente empujar, solo a la espera de que Jimin se relajara y por fin, Jimin lo hizo y el dedo se deslizó dentro. Jungkook tomó una respiración temblorosa y empujó el dedo más profundo, los ojos de Jimin se agrandaron y se pusieron vidriosos, su boca cerrada, empujó otro dedo dentro y comenzó a moverlos dentro y fuera, todo el tiempo mirando a los ojos de Jimin. Jimin gritó, sus ojos desenfocados y la cara sonrosada. Se veía tan adorable, Jungkook sentía el deseo de lamerlo. ─ ¿Otro? ─ preguntó. Jimin asintió con tanta rapidez que Jungkook se habría reído si no se
sintiera tan impaciente por sí mismo. Añadió más lubricante y empujó tres dedos dentro. Jimin se estremeció un poco.

Jungkook hizo tijera con sus dedos, viendo cuidadosamente la reacción
de Jimin. Los ojos de Jimin medio cerrados, sus labios rosados
ampliamente abiertos.

—Por favor... por favor —Jimin le suplicó con voz jadeante. Tenía que recibirlo en su interior o el deseo le acabaría ahogando.

Jungkook se colocó entre las piernas de Jimin y hundió su enorme miembro con un gruñido de placer' por un instante fugaz el miedo fue más fuerte que la excitación y Jimin apretó los músculos en torno a la erección de Jungkook. Fue sólo un momento, pero los ojos de Jungkook registraron la expresión de angustia que Jimin no fue capaz de ocultar, comenzó a moverse. Era
increíblemente, aterradoramente íntimo y Jimin sintió todo su cuerpo temblar. Puso su mano en la nuca de Jungkook y tiró de él hacia abajo,
repentinamente necesitando ser besado, Jungkook le dio un beso profundo. Era un poco demasiado duro, pero a Jimin no le importó. Los besos profundos de Jungkook y la sensación de intensidad casi dolorosa de tenerlo dentro de él. Jungkook aumentó el ritmo y dejó de besar Jimin, apenas respirando entrecortadamente contra su boca mientras daba embestidas duras contra él. Ya no era gentil, sus dedos clavándose duro en las caderas de
Jimin mientras embestia contra ese lugar dentro de él que enviaba
pequeñas descargas de agudo placer a través de su cuerpo.

Seducción- KookMinWo Geschichten leben. Entdecke jetzt