Capitulo 4

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¿Tradicional? ¿Qué sabía él realmente sobre Jimin? Unas horas antes habría jurado que era una joya sin mácula, intacto, digno de su confianza y respeto. ¿Y ahora qué? No dejaba de preguntarse quién le había arrebatado la virginidad. ¿Kim Namjoon? ¿Alguno de sus empleados? ¿Algún compañero de estudios? Las dudas lo acosaban sin tregua, a pesar de que nunca había sido un hombre posesivo. Era demasiado realista y pragmático como para angustiarse por la identidad de aquel amante secreto. Lo que importaba era que Jimin le había mentido.

Salió del vestidor y cruzó la cabina en dirección a la puerta sin dignarse a mirar a Jimin. Le daría tiempo para que sopesara sus opciones antes de que él tomara su propia decisión: no tenía intención de seguir casado con una persona en la que no podía confiar.

Después de ducharse, Jimin se secó y peinó los enmarañados cabellos. Respiró hondo y fue en busca de Jungkook. No era un cobarde, nunca lo había sido, e iba a conseguir que Jungkook le escuchara. No había otra solución, por muy frío e implacable que pudiera ser Jungkook, cuando sus intereses estaban en juego.

Lo encontró en el despacho, frente a su ordenador portátil, como si estuviera en mitad de una jornada laboral y no en su noche de bodas. Sus brillantes cabellos negros relucían bajo la tenue luz del techo y sus espesas pestañas proyectaban sombras sobre los pómulos. Jimin lo había visto miles de veces en esa postura, pues Jungkook siempre se refugiaba en el trabajo cuando estaba preocupado por algo.

Jungkook levantó la cabeza y su expresión se endureció al verlo en la puerta.

—Ya sé que estás enfadado conmigo, pero tenemos que hablar —le dijo Jimin en tono apremiante—. Tengo que decirte lo que he hecho...

—¿Qué has hecho?—le preguntó él con cruel ironía—. ¿Tiene algo que ver con los comentarios de tu madre sobre tus secretos?

Jimin habría preferido no tener que responder a aquella pregunta en aquel momento, pero no podía seguir jugando con la verdad. Asintió lentamente y vio que el rostro de Jungkook se cubría de ira.

—¿Hasta tu madre sabe lo que yo no sé?

—Sí. Intenté mantenerlo en secreto, pero ella lo descubrió por sí misma.

Jungkook le recorrió de arriba abajo con la mirada. Era obvio que no llevaba nada bajo la bata. Una incómoda erección obligó a Jungkook a cambiar de postura en la silla, mientras se preguntaba si Jimin había elegido aquella prenda a propósito.

Fuera como fuera, la reacción de su cuerpo fue tan intensa e inesperada que se sorprendió. Por una vez la satisfacción sexual no había sido completa, aunque aquella amarga mezcla de rencor y frustración exigía algo más que una respuesta física. Jungkook no sabía cómo enfrentarse a las emociones, pero sí a los apetitos carnales de su cuerpo. Decidido a encontrar el remedio más fácil y efectivo, alargó una mano hacia el sin decir nada. Jimin  lo miró con asombro, pero le agarró rápidamente los dedos. Él lo rodeó con los brazos y lo apretó contra su pecho para reclamar su boca.

—Se thelo... —le expresó su deseo en griego.

La mezcla de anhelo y alivio que invadió a Jimin fue tan abrumadora que a punto estuvieron de cederle las rodillas. Tan ansioso estaba por salvar la distancia que los separaba que en aquel momento él podría haberle hecho lo que quisiera, sin que Jimin le pusiera el menor obstáculo.

Seducción- KookMinWhere stories live. Discover now