🔞 Das Feurige Rot AU PolGer

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Alemania suspiró viéndolo otra vez desde la distancia, el sacerdote más joven del pueblo de porte recto y facciones lo suficientemente varoniles, lastimosamente no se podía acercar.

A pesar de ser la princesa heredera muchos aún no aceptaban el matrimonio de su padre y por ende a sus hijos, ella y su hermano mayor Rusia, debido a que eran descendientes del Dragón. Incluso si se demostró que su padre no era alguien malo muchos aún desconfiaban recordando a la bestia que se llevó al príncipe que iba a ser coronado luego del ritual de boda.. también conocían la historia de cómo sus padres se vieron por primera vez.

Entre ellos el guapo sacerdote que siempre iba con su ropa oscura bien arreglada caminando por el pueblo saludando educadamente a las señoras o gente mayor, pero incluso en las veces que se acercó este ni siquiera se dignó a verla y menos a devolverle el tímido saludo, todo porque mostraba orgullosamente sus características de dragón. Así que solo podía mirarlo desde el palco de su habitación en el castillo son tener nada mejor que hacer, su hermano estaba por ahí entrenando y sus padres estaban en la isla que era el hogar de los cuatro.

Suspiró otra vez y cerró los ojos con pereza, sintiendo cómo sus sentidos aumentaban por instinto hasta que le llegó un fuerte aroma muy conocido por lo que olfateó abriendo los ojos, dándose cuenta de que provenía del sacerdote a la distancia, a medida de que el olor se hacía más fuerte comenzó también a sentir demasiado calor por lo que como pudo se sentó en uno de los sofás. No tardó mucho en nublársele la conciencia para actuar por instinto abriendo sus grandes alas saltando del palco con dirección al bicolor, sus manos con largas garras negras lo tomaron de la solapa del abrigo y alzó vuelo con su presa retorciéndose del susto.

Lo llevó hasta un punto recóndito de las montañas heladas pasando el bosque donde tenía su nido en una pequeña falla entre las rocas que daba paso a una cueva de tamaño decente donde incluso tenía algo de espacio para convertirse en dragón por completo, con un rápido movimiento dejó caer al mayor sobre el montón de telas y tesoros traídos de su isla, dejándose caer a su lado mientras este se reponía del mareo.

—¿Qué mierda?, mi cabeza –El polaco se quejó sintiendo peso sobre él mientras se frotaba la cabeza, al enfocar su vista vio una mata de cabellos azabache junto con un par de cuernos afilados de tono oscuro combinado con carmesí—.

En esos momentos le llegó a la mente la princesa dragón del reino e intentó apartarse, solo oyendo un ronroneo y sintiendo que esta se removía extrañamente hasta que levantó la vista y vio sus pupilas dilatadas… temió que lo hubiese llevado hasta allá para comérselo vivo.

Solo que se extrañó más cuando la de piel amarilla se le trepó colocándole las manos sobre el pecho con inusual gran fuerza para removerse sobre su cadera, eso lo hizo inevitablemente soltar una jadeo ante los roces ajenos que se sentían casi desesperados, intentó alejarse nuevamente esta vez lográndolo y corrió un par de metros antes de detenerse bruscamente por el chillido de la joven que se removía entre el montón de joyas con una expresión de pena en sus ojos. Preso de la curiosidad natural de los humanos y sus propios instintos retrocedió unos pasos notando que los verdes ojos ajenos se llenaban de lágrimas, entonces muy lentamente volvió a acercarse con la excusa de tomar su crucifijo que yacía junto a un gran rubí, apenas se agachó a tomarlo la cola roja de la dragona se enredó en su pierna haciéndolo caer para volver a posicionarse sobre él. El nuevo golpe lo hizo quejarse pero el sonido acabó en otro jadeo cuando la cadera de la tricolor se movió de manera circular sobre su entrepierna, quiso tomarla de los brazos para detenerla pero esta estaba caliente en todos los sentidos resaltando sus mejillas enrojecidas y su expresión excitada sin dejar de frotarse contra el más alto.

Polonia se tardó cayendo en cuenta de que al igual que todos los seres de origen animal, los dragones al parecer también experimentaban una temporada de celo, siendo algo nunca antes visto en una hembra pues se suponía que dicha raza era solo conformada por machos que raptaban mujeres humanas. Pero ahí estaba la princesa mestiza del reino que tanto había evitado esos años, frotándose contra él mientras lo miraba desesperadamente seguro esperando a que correspondiera al menos con una caricia, tragó en seco levantando su diestra muy despacio con desconfianza… pero la alemana inmediatamente apoyó su rostro sobre esta aumentando el volumen de su ronroneo y el movimiento de su cadera que ya lo estaban haciendo sentir escalofríos.

ONE SHOTS /Country Humans/Where stories live. Discover now