Capitulo 3. Mate

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Me levanto antes de que salga el sol, le caliento a mi abuela las sobras de la cena y la espero en la entrada de la puerta.

Hoy se está tardando demasiado ya ha pasado un buen rato y no baja, yo no he sido capaz de dormir en la planta de arriba y he preferido hacerlo en el salón.

Comienzo a desesperarme, escucho como alguien llama a la puerta, me acerco sigilosamente y miro por la mirilla. Qué boba soy, olvido que aquí todos son hombres lobos y pueden saber si estás o no por el olor.

Gracias a la diosa es mi abuela la que está al otro lado de la puerta.

— Abuela! Qué haces en la calle a estas horas y yo esperándote... pensaba que estabas dormida. Vamos desayuna algo y nos vamos a casa—

— Siento informarte de que no nos vamos, más bien soy yo la que se marcha—

— Pero que estás diciendo abuela? Qué es lo que pasa?— pregunto sorprendida.

— El Alfa ha cerrado la frontera hasta nueva orden, solo podemos salir de aquí, los que ya tenemos o tuvimos un mate. Y no puedo dejar a mis animales sin comer tanto tiempo...—

— Pero... cómo te vas a ir tu sola? Ya estas mayor para viajar sola y...—

— Serenety Moore! Creo que te he protegido en exceso. Todavía me puedo convertir en loba y romper unos cuantos cuellos... No es malo que pases unos días con los de tu especie y te relaciones con alguien que no sea yo. Además Sara y Jhon cuidarán de ti si es necesario, ya los conociste anoche—

Me despido de mi abuela, con una opresión en el pecho, se que soy adulta pero... Solo serán unos días y sino salgo de la casa todo estará bien.

Idea desechada al instante, no tengo comida en la casa, tampoco tengo dinero y menos tengo el número de teléfono de Sara y de Jhon, por lo que tendré que salir de la casa en algún momento.

Pasado el medio día decido salir, a esta hora todo el mundo debe de estar comiendo en sus casas. Por lo que no debería encontrarme a nadie.

Camino lo más rápido que puedo, si escucho un ruido corro como alma que lleva el diablo. Al fin puedo ver la tienda. Para no variar está cerrada. Hay una casa pegada, espero que sea la casa de los dueños sino igual estoy perdida.

Llamo dos veces y a los pocos segundos la puerta se abre. Es la señora de anoche la que está tras la puerta.

Ella me sonríe y me invita a pasar, veo como están comiendo y me disculpó. Mi barriga comienza a sonar desesperada por tomar un bocado.

El hombre de aspecto gruñón me sonríe y me ofrece un sitio a su lado.

Durante la comida, ellos me explican que eran amigos de mis abuelos, tanto que se querían como hermanos. A la muerte de mi abuelo. Mi abuelita no quiso seguir aquí sin él y decidió aislarse en el bosque. Desde entonces han mantenido contacto con ella pero se han visto en contadas ocasiones.

Después de la comida nos sentamos en la pequeña sala y les pregunto el por qué de los cierres de las fronteras.

— Querida, se rumorea que el Alfa ha encontrado a su mate, después de tantos años... Pero esta parece haberse asustado y escondido de él. Ha decidido que no abrirá las fronteras hasta que no de con ella—

La saliva se me atraganta produciéndome un ataque de tos, ni por un millón de años hubiese llegado a pensar que yo sería la madre del Alfa, vale sé que mi loba es blanca y eso solo significa una cosa. Que estoy destinada a ser la luna de algún alfa, pero de ahí a encontrarlo y a que esté en la misma manada que yo es algo que no esperaba. Hay hombres y mujeres que se pasan toda la vida buscando a su mate y este no aparece. Y yo que no lo quiero encontrar, voy y lo encuentro.

— Cómo es el Alfa? —pregunto tímida, no recuerdo si este Alfa es el mismo que vivía cuando yo lo hacía aquí, o por el contrario es su sucesor, tampoco sé nada de su reputación.

— Bueno, es guapo si es eso a lo que te refieres—responde Sara sonriendo.

— No creo que se refiera a eso querida, más bien creo que quiere saber como es como persona o como líder —dice John interrumpiendo a Sara.

— Bueno, es el mejor en el arte de la guerra, es sanguinario y cruel. No deja a ninguno de sus enemigos con vida. Pero no mata a niños ni a mujeres. Es muy disciplinado, serio y un poco gruñón...—

— Vaya menudas cualidades— digo sin querer en voz alta, haciendo que ellos comiencen a reír.

La tarde la he pasado con ellos, les he pedido ayudarles en la tienda para no ser una gorrona y la verdad es que me he sentido bien. He estado tranquila por qué se que él no me buscará aquí.

El problema es que no creo que se rinda en su búsqueda, por lo que tendré que armar un plan. Igual cuando me vea no le gusta mi apariencia y no soy lo que el esperaba...

Es hora de que me marche, ellos me han pedido que me quedé mientras esté aquí, pero no quiero ser una molestia por lo que he puesto una escusa. Les he prometido volver en la mañana y ayudarlos con la tienda.

No sé el tiempo que voy a estar aquí y no te traído nada de ropa, solo espero que ese Alfa se de por vencido y dejé de buscarme.

La noche ha caído no estoy lejos de casa pero tampoco estoy cerca, tengo unos diez minutos de camino. Me doy toda la prisa que puedo. Pero al no escuchar ni oler nada raro hoy no corro. Al fin diviso mi casa. Estoy abriendo la puerta cuando soy aprisionada contra ella.

— Al fin te encuentro pequeña...— dice una voz grave cerca de mi oído

No puedo ver quién es, su cuerpo está tan pegado al mío que me es imposible distinguir nada, solo puedo oler su aroma.

Ahora sí estoy perdida me ha encontrado.

Destinada al AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora