Capitulo 30. Es hora de volver a casa

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Y aquí estoy en un avión en dirección a Estados Unidos, pensé que sería más difícil salir del país, pero como ya nadie me busca, Caleb de que todos nuestros papeles estén en orden.

Issa, Fede y el resto de la Manada vendrá a Estados Unidos en uno o dos meses. Cuando dije que me tenía que marchar todos dijeron que irían donde fuera yo. Así que se que pronto vendrán también.

Caleb no me ha querido explicar el porque de nuestro viaje, bueno se que en algún momento había que volver claro está. Pero a qué tanta prisa, presiento que las cosas no están bien allí.

Aún nos faltan ocho horas para llegar y si tan solo fuese eso... Una vez que tomemos tierra nos subiremos a una furgoneta. Y ahí ya no lo quiero no pensar serán otras cinco horas hasta que por fin lleguemos a casa.

Caleb está dormido junto a Luz, en cambio yo no puedo conciliar el sueño. Estoy nerviosa y asustada no quiero dar explicaciones de mi ausencia y tengo miedo a que me rechacen por mi aspecto, bueno la cabeza la puedo cubrir y sonreír lo menos posible aún así me siento insegura.

— Serenety, despierta! Pareces una marmota—

— Pero que dices si acabo de cerrar los ojos...—

Me intento desperezar y veo que está anocheciendo, llevamos en el coche demasiado tiempo para mí. Y lo que más me molesta es que me diga que estoy todo el tiempo durmiendo. El que se ha pasado todo el viaje en avión como un tronco.

De repente escucho una gran explosión al lado de mi posición, me lanzo rápidamente y cubro con mi cuerpo el de Luz. Cierro los ojos tan fuerte que no soy consciente del tiempo que pasa hasta que el coche se detiene, abro los ojos despacio compruebo que mi hija está bien, Desabrochó el cierre de la sillita y la sostengo entre mis brazos, Caleb nos ayuda a bajar, el conductor ha resultado muerto pero por qué?

Qué es lo que ha pasado? Miró el vehículo y veo que falta una de las ruedas. No entiendo nada de coches pero una rueda no desaparece por si sola.

— Vámonos aquí no estamos seguros pueden volver a atacar...— dice Caleb cargando a Luz en un pañuelo y anudándolo a su cuello.

Comenzamos a caminar, mientras caminamos intento fijarme en todo lo que puedo y lo principal estoy alerta por si pasa cualquier cosa. Pero qué?

Después de una hora caminando por el arcén de la carretera, Caleb cambia de dirección y esta vez toma un camino de tierra. Estoy cansada me duelen los pies y el frío de la noche está empezando a hacer mella en mi humor.

— Como no me expliques lo que está pasando no pienso dar ni un paso más..—

Me paro de golpe y frunzo el ceño, primero me dice que hay que volver ya a casa, ni siquiera me deja unos días sino que en el primer vuelo que sale partimos, dejando a mi familia y a mí Manada y después lo de la explosión.

— Está bien, te lo contaré todo pero antes tenemos que llegar al refugio. Mañana iremos a la Manada...—

No me quedo muy convencida pero al menos he obtenido una respuesta, seguimos caminando durante al menos una hora más, estoy cansada pero no me quejo. La antigua yo habría montado un drama, cuanto he cambiado en el último año...

A mi derecha aparece una pequeña cabaña de madera, Caleb levanta una piedra de la entrada y saca una llave, una sonrisa envuelve mi rostro me parece algo tan típico.

Pasamos al interior, como sospechaba no disponemos de electricidad, al menos parece que tenemos un pozo en la parte de atrás de la casa.

Caleb enciende la chimenea y saca unas velas de una alacena, también trae comida enlatada o eso es lo que creo y se sienta junto a mi y a Luz.

— He estado demasiado tiempo fuera... Sabes lo que pasa cuando un Alfa deja demasiado tiempo su Manada?—

Yo niego con la cabeza.

— Pues está claro, siempre hay alguien dispuesto a ocupar el puesto, deje a alguien de mi entera confianza en mi puesto, pero no lo suficientemente fuerte para hacerle frente a él...—

— A quién te refieres? Todo esto es por mi culpa! Si no hubieses dejado la Manada para buscarme...—

— Shhh... no te culpes, eso jamás! Aunque no le hubiese ido el había venido de todos modos a reclamar su derecho—

— Su derecho? No entiendo—

— Es mi hermano el que ha llegado en mi ausencia, mi padre lo desterró hace muchos años. El nunca fue bueno ni justo, le gustaba pasar el tiempo torturando animales y...—

— No necesito detalles, él es el que ha atentado contra nosotros?—

— No estoy seguro pero algo dentro de mí me dice que si. —

— Y qué va a pasar ahora?—

— Pues tendré que luchar con él por el derecho a liderar la Manada, solo alguien del linaje puede pedir un desafío, o eso es lo que mi abuelo me contaba—

— Y si pierdes? Qué nos pasará? Sabes que podemos regresar a España...—

— No sigas por ahí, no voy a perder y menos voy a dejar a mi gente con ese déspota. No sabes de lo que es capaz, siempre supe que no era normal pero nunca pensé que fuese capaz de hacer tales actos..—

Debe de ser demasiado fuerte lo que ese hombre ha hecho, Caleb está muy afectado. El lo negara pero puedo ver el dolor en sus ojos.

Oh diosa, es qué no merecemos una vida tranquila? Cuando las cosas comienzan a ponerse en su sitio viene otro contratiempo para poner del revés otra vez mi vida.

Despierto cuando notó frío, me levanto un poco y puedo ver cómo la chimenea está apagada.

— Vamos, no quería despertarte pero es hora de que volvamos a casa...—

Me desperezo y miró por la ventana, debe de haber amanecido hace poco ya que el cielo todavía tiene un color rosado....

Dos horas después estamos en los límites de la Manada, la suerte está echada veros si esta vez está de nuestra parte.

Destinada al AlfaWhere stories live. Discover now