Capitulo 14. Una información poco agradable.

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Oh Diosa! Acabo de llegar a casa y estoy no sé cómo estoy... me duele hasta el último de los vellos de mi cuerpo.

Paso a la cocina y lo encuentro allí comiendo algo, el muy hijo de... está duchado y comiendo pollo frito.

Voy al frigorífico cojo un refresco de cola, lo abro y doy un largo trago, dejo el refresco sobre la isla, cojo un plato y me sirvo pollo. Como en silencio y con ansias.

— No comas tan deprisa, te vas a atragantar—

Levanto mi cabeza del plato y lo miro con desdén. Ahora se preocupa de mi, que se coma una mierda, cuando lo llame por el link me ignoro y después pudo haber venido a buscarme en el Jeep, pero no aquí el mismísimo Alfa no quiso y tuve que volver en bicicleta.

Termino de comer, recojo mis cosas y subo a darme una ducha. Paso lo más lejos de él. No quiero que me toque en estos momentos, subo al dormitorio y abro la ducha. Paso tanto tiempo dentro que mis dedos comienzan a arrugarse.

Me pongo el pijama y voy a la cama, me paro de golpe y recuerdo que estoy molesta con él. Entiendo muchas de sus decisiones pero como me ya tratado hoy no! no puede ser que aquí sea una persona y en la calle sea otra, por muy Alfa que sea.

Salgo de la habitación y abro la de al lado, abro el armario y veo que está vacío, ahora que se que está habitación no tiene dueño seré yo la que la use por el momento.

Me meto en la cama y olvidó todo y cada una de las cosas que han pasado. Ahora lo único que deseo es poder descansar...

Me despierto temprano o es lo que creo hasta que miro el móvil, he dormido durante todo un día. Me desperezo y me quedo sentada en la cama, miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy en mi dormitorio.

Maldito canalla me ha traído aquí mientas dormía. Voy al baño y me aseo, me visto y bajo a desayunar, llegó tarde a trabajar pero no puedo hacer nada.

Estoy en la puerta de la calle, cuando Caleb para su Jeep y me abre la puerta.

— Voy en bicicleta— le digo con sarcasmo.

— Sube, o te subo! No tengo tiempo para tus rabietas infantiles.

Lo miro con rabia y veo como para el Jeep, antes de que se baje a por mi yo misma entro en el coche.

— Perdona te has pasado de calle, llego tarde a trabajar—

— De momento no vas a volver a trabajar—

— Pero que diablos te ocurre?— respondo enfadada.

Él por el contrario se queda callado y continua conduciendo. Pasado un rato él estaciona el coche.

Estamos a los pies de un edificio de piedra, este lugar me da malas vibraciones.

Bajo del coche y lo sigo en silencio, no tiene sentido que monte un drama otra vez, si por mucho que lo intente siempre gana él.

Pasamos al edificio y comenzamos a descender por unas angostas escaleras, el lugar está poco iluminado y el ambiente comienza a cargarse, el aire es pesado y el olor a orines se mete por mis fosas nasales, además de la humedad en todos lados.

Llegamos hasta un grupo de puertas, Caleb llama a un guardia y este abre la puerta. Caleb coge una antorcha e ilumina el pequeño espacio. No sé porque no hay electricidad aquí, esto es de verdad extraño.

Al fondo de la habitación hay un hombre sujeto con cadenas de plata, veo como tiene varios cortes y sangre reseca. Supongo que Caleb me ha traído para curarlo.

Voy a dar un paso y Caleb me detiene con la mano que tiene libre.

— Ya la he traído, ahora vas a hablar o prefieres que te corte una mano?—

Qué! No será capaz de haberme traído para presenciar un acto de tortura...

El hombre levanta la cabeza y clava sus ojos en los míos. Esa mirada, esos ojos,  pero no puede ser, él, el está...

— Pequeña no vas a saludar a tú padre— dice ese hombre clavando sus ojos en los míos.

— Tú no eres mi padre! Si esto es una broma no tiene ninguna gracia—

— No es una broma, como ves no estoy muerto...—

— Pero yo ví como os atacaban, la abuela...—

— Tú no viste nada, solo escuchaste una pelea. No quería que tú madre muriera pero se había convertido en un estorbo para mis planes. Si mi madre no hubiese llegado mis planes habrían salido a la perfección—

— Qué estás diciendo! Mataste a mamá? Pero por qué?— respondo con un nudo en la garganta.

— Ya es hora de que sepas algo, nosotros nunca fuimos tus padres, te encontramos en uno de nuestros viajes a Europa. Bety se enamoro de ti y yo no la quise contradecir. Si hubiese sabido entonces lo valiosa que serías no habría puesto tantas pegas.—

Siento como mi cabeza da vueltas, no entiendo nada... Toda mi vida es una farsa.

— Y por qué vuelves ahora y no antes? Te habrías evitado la muerte de tantos inocentes. Tan solo llevo unas semanas en la Manada.—

El comienza a reír, el guardia le da un golpe y de la risa pasa a la tos, veo como de su boca sale sangre.

— Desinformación querida! De haber sabido antes que no vivían aquí habría ido a esa vieja casa, he tardado casi diez años en volver a armar un pequeño ejército y de nuevo el fracaso. Quien iba a pensar que mi pequeña viviría en la casa del Alfa—

— No me llames pequeña, tú y yo no somos nada. Recuerdas tus palabras?—respondo cegada por la rabia.

Salgo de ese maldito lugar y comienzo a correr, de un momento a otro dejo que mi loba tome el control. En estos momentos poco me importa la ropa, lo único que quiero es desaparecer...

Después de unas horas volvemos hasta la casa, paso por la puerta de atrás y subo en silencio a mi dormitorio.

— No me gusta que pasees desnuda por la casa, cuando alguien puede ver lo que es mío—

— Qué te folllen!— respondo y salgo corriendo hasta la planta de arriba.

El me sigue a toda prisa, consigo encerrarme en el baño por los pelos, a veces olvidó que no es un hombre lobo normal. Pero es que estoy tan cansada de todo, que no he podido controlar mi boca.

— Si no me abres la puerta, la tendré que tirar— dice desde afuera.

Me acerco a la ventana, veo que la caída desde aquí me lastimaria demasiado. Me hago un ovillo en el suelo y espero a escuchar el estruendo.

En vez de eso lo que escucho son unas llaves, abre la puerta y se sitúa a mi lado. Me coge en brazos y me lleva a la cama.

— No sabía lo que iba a decir... perdóname por llevarte—

Sus palabras no hacen otra cosa en mi que despertar mis lágrimas, me abrazo fuertemente a él y lloró desconsoladamente.

— Tranquila, todo va a estar bien, se que tienes muchas preguntas y que necesitas respuestas. Mañana iremos a buscar a tú abuela seguro que ella puede despejar alguna de tus dudas—

Destinada al AlfaWhere stories live. Discover now