Capítulo 1.

11.4K 390 38
                                    

DE REGRESO AL INFIERNO

Vicenta


Septiembre del año 2017

Once meses después del ascenso de rango

Ubicación: Prisión Hierro


—¡Somos mexicanos y no nos vamos a rendir!

—¡Somos mexicanos y no nos vamos a rendir! —corean los soldados, haciendo que sus voces hagan eco por el pasillo al igual que sus pisadas.

—¡Queremos vacaciones, pero eso es imposible! —canto con voz alta, trotando con más fuerza para que mis latidos cardíacos aumenten.

—¡Queremos vacaciones, pero eso es imposible!

—¡No somos holgazanes, pero disfrutamos del dormir!

—¡No somos holgazanes, pero disfrutamos del dormir!

—¡Quiero una hamburguesa con muchas papas fritas! —grito muy alto para que el guardia me escuche.

—¡Quiero una hamburguesa con muchas papas fritas!

Sigo trotando otro poco más hasta que me canso y tomo asiento en la cama de piedra que es donde he estado durmiendo por ya once meses porque, al día siguiente de ascender a capitana primera, irrumpieron en la casa donde vivo para llevarme al Juzgado Militar.

—¡Capitana Ferrer! —gritan a la par que ingresan con violencia a mi habitación haciéndome cubrir rápidamente con una sábana pues me encuentro desnuda.

Desorientada, miro al oficial de la prisión Hierro quién viene acompañado de sus soldados los cuales me apuntan con fusiles de asalto como si fuese una criminal.

Mi corazón empieza a latir con demasiada rapidez porque la única forma de que pudieron haber entrado es si Esteban les abrió la puerta ya que la casa posee un sistema de seguridad inteligente altamente incorruptible, uno que solamente responde ante un código numérico especial que tanto él como yo sabemos y conocemos.

—Qué está...

—¡Queda usted detenida por infraccionar el Reglamento General de los Deberes Militares de las Fuerzas Especiales del Mundo! —me gritan, provocando que mi entrecejo se frunza—. ¡Tiene derecho de guardar silencio porque cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en el Juzgado Militar!

La necesidad de gritar el nombre de Esteban emerge, pero es aplastada cuando lo veo recargado en el umbral de la puerta, mirándome con una sonrisa burlesca por lo que sé que con su ayuda no cuento.

Sudor desliza por todo mi cuerpo haciéndome sentir asquerosa, y cuando estoy por hacer una mueca, el guardia abre mi celda haciéndome una señal para salir, cortando así los recuerdos de esa asquerosa mañana de un lunes.

Ruedo mis ojos y bufo antes de levantarme a tomar mi toalla ya que es hora de bañarse. Por lo regular solo nos dan cinco míseros minutos para hacerlo y, de no ser porque está monitorizada la ducha con un sistema inteligente, duraría mucho más ya que nunca tengo suficiente del agua, menos cuando me siento tan pero tan sucia. El guardia me repasa el cuerpo de pies a cabeza ya que estoy en calzones y un simple top blanco porque no deseaba ensuciar mi uniforme de reo. Hacerlo me dejaría apestosa lo que resta de la semana pues Esteban ordenó a qué no me dieran más ropa debido a que "no le cumplí como esposa" cuando vino a visitarme hace cuatro meses.

Tempestad 1 (Libro 2)Where stories live. Discover now