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Miraba atentamente a que la luz del semáforo se pusiera en verde, mientras que las personas pasaban frente a los autos en una noche movida, como siempre lo fue en Chicago. Cuatro años viviendo aquí y te acostumbras a todo el ruido de la ciudad, no más pueblos pequeños.

Luego de un largo día en la universidad estudiando leyes, me dirigía a casa. Un departamento grande en uno de los edificios casi en el centro de la ciudad.

Pise el acelerador cuando las personas desaparecieron de mi vista, y pude condusir con tranquilidad hasta el edificio. Me dirigí al parqueadero donde busque un lugar donde poder dejar mi auto, lo encontré y pude estacionarlo.

Salí del auto estirando mis brazos de cansancio, deseando poner recostarme y dejar de pensar en las demás personas solo por unos minutos. Con una boda serca, mi tiempo no alcanzaba.

Alice y Lydia se encargaban de eso, luego de tanta insistencia las tres nos encargamos de todo, la decoración, la comida, el vestido, los zapatos. Cada pequeño detalle estaba pensado con sumo cuidado por parte de las tres.

Entre al acogedor apartamento quitando mi chaqueta. De inmediato supe que estaba sola, Edward no se encontraba en casa. Me dirigí a la habitación para cambiar por algo más cómodo y dejar lo formal a un lado.

Las maletas estaban listas, mañana temprano volveríamos a Forks, ahí nos casaremos. La boda estaba a solo días de llevarse a cabo, y los nervios aumentaban con cada día que transcurría. Pronto me convertiría en la señora Cullen. Un poco fuera de nuestra época, pero me gusta como suena.

Los tacones no eran lo mío, siempre había preferido los zapatos bajos

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Los tacones no eran lo mío, siempre había preferido los zapatos bajos. Pero para esta ocasión debería a acostumbrarme a usarlos, por lo que todos los días usaba un par de tacones.

Ya en Forks me reuní con Alice y Lydia para terminar los últimos detalles, pues la boda estaba a solo horas, sería mañana y los nervios de novia me apretaban el pecho cada que lo recordaba.

──── ¿Lograste ablandarlos? ────. Alice me sacó de mis pensamientos.

Miré a la vampira frente a mi, le regalé una sonrisa que me de volvió. Bajé la mirada a mis pies, viendo los zapatos blancos mientras asentía levemente a su pregunta.

──── Estan perfectos ────. Le aseguré volviendo su sonrísa más grande ────. Todo esta resultando exactamente como lo quería, la decoración, el vestido, los zapatos. Gracias, chicas.

──── Gracias a tí, nos diste la libertad de planearla ────. Lydia respondío ────. La boda será perfecta, digna de un reí y su reina.

──── ¿Dónde los pongo, Jefa? ────. Emmett interrumpío la conversación mientras cargaba un enorme y pesado tronco de un árbol.

Lydia y Alice se alejaron a ayudar a los demás con los últimos preparativos. Aproveché a quitarme los tacones y guardarlos en su caja. Miré a mi alrededor, posando mi mirada en el pequeño camino entre los invitados, donde tendría que caminar bajo la mirada de todos.

𝑻𝒉𝒆 𝑨𝒓𝒈𝒆𝒏𝒕 || Crepúsculo ᵉᵈʷᵃʳᵈ ᶜᵘˡˡᵉⁿ Où les histoires vivent. Découvrez maintenant