¿UN VIAJE Y UN ROBO? ¡PELIGRO!

478 27 0
                                    

Aún queda un poco más en la botella, Milord, por si tenéis hambre.

Era la voz de Lucius Malfoy, tan pelotero como siempre. Se encontraba en un caserón teóricamente abandonado, con reminiscencias de antiguo mobiliario que debía valer una fortuna. Parecía que hablaba a alguien sentado en un sillón bastante caro y antiguo.

Déjalo para más tarde —dijo otra voz, de hombre pero curiosamente aguda, y además gélida—. ¿Dónde está Nagini?

No lo sé, señor, creo que está explorando —respondió Lucius. Parecía nervioso y movía con esfuerzo el sillón hacia el fuego de la chimenea. Parecía que su ocupante quería algo más de calor, a pesar de ser verano.

Ordéñala antes de irnos a dormir, Lucius —dijo la voz—. Tengo que reponer fuerzas. El viaje me ha cansado más de lo esperado.

P-por supuesto, mi señor, lo haré cuando la vea —se apresuró a responder. Parecía asustado—. Milord, ¿podría preguntaros cuánto tiempo estaremos aquí?

Una semana, tiempo suficiente para planear mi próxima estrategia, y luego nos mudaremos a tu mansión. Espero que no te importe, porque te iba a dar igual —respondió la voz gélida—. Nos ceñiremos al plan A, pero tendré un plan B preparado por si acaso. En todo caso, no actuaremos hasta que no acaben las finales de los mundiales de Quidditch.

Lamento molestaros, señor, pero no acabo de entender.

Porque eres idiota, Lucius, no encuentro otra explicación —espetó la voz—. Creí que esto lo ibas a entender a la primera, pero veo que tendré que explicártelo. No podemos actuar hasta después de los mundiales porque estará todo lleno de magos del Ministerio. Van a mirar con lupa a cualquier mago que haga algo mínimamente sospechoso. Tenemos que ser cautos. En cambio, después de los mundiales, la seguridad disminuirá por la fiesta del campeón, pues estarán más atentos a los posibles altercados que se presenten entre los campeones y los perdedores. Entonces será cuando actuemos.

Ya entiendo, mi señor, gracias —dijo Lucius—. Pero, con respecto a lo otro… ¿no podríamos utilizar a otro mago que no sea Harry Potter, señor? Me parece muy bien que sea él, pero estará muy bien vigilado. Está Dumbledore, y también los demás profesores. Y a saber cuánta gente más estará vigilando.

No tiene importancia. Mi infiltrado se las apañará para sacarse de encima a quien sea. Nadie sospechará de él. Tiene el disfraz perfecto.

¿Y lo de Bertha Jorkins, señor?

¿Qué pasa con ella?

La matasteis, señor, y no me fío de los del Ministerio. No le tenían mucho afecto, de hecho ninguno, pero si desaparece es lógico pensar que movilizarán a alguien para buscarla. ¿Y si nos incriminan de algún modo?

Lo dudo. Nadie puede relacionarnos. Todo ha sido perfectamente estudiado. No fallará ningún detalle de mi plan, a no ser que cometas algún error. No creo, de todas formas. A fin de cuentas, siempre has sabido actuar con naturalidad. Te has infiltrado bien en el Ministerio y te has alzado con un puesto muy bueno para nosotros. Seguirás con esa función cuando no estés conmigo. ¿Entendido?

Sí, señor.

De pronto, llegó una serpiente enorme, que se puso a hablar con la voz gélida en Pársel. Eso indicaba que la voz fría era Lord Voldemort. Iba a volver, y más poderoso que nunca. Cómo no.

Cuentos De Lechuza Where stories live. Discover now