MANGONEOS DEL MINISTERIO

187 13 2
                                    

Estaba impresionada por la evolución de Harry. Ahora más que nunca estaba convencida de que era un gran partido. Incluso se me pasó una idea descabellada por la cabeza, pues se parecía tanto a James Potter que bien podría ser él. ¿Que estaba muerto? Bien, yo también, en teoría al menos. ¿Y si escapó del Señor Oscuro una vez más y se camufló como me he camuflado yo, rejuvenecimiento incluido? ¿Y si también había descubierto la forma que yo conocía de rejuvenecer y se las había apañado para hacerse pasar por Harry, robar un trocito de Piedra Filosofal y hacerse la poción, como hice yo? En resumen, ¿y si Harry es en realidad James? Luego descarté la idea, sobre todo porque era absurda en varios sentidos. Primero, Harry ya estaba antes de descubrir la existencia de la Piedra Filosofal, por tanto habría sido imposible que James se hubiera quedado con una porción de dicho material para preparar su "vuelta a la infancia", por así decirlo. Segundo, ¿por qué esconder su muerte y suplantar a su propio hijo? ¿En qué le beneficiaría eso? Además, James Potter nunca habría tenido planes a tan largo plazo, y menos aún planes tan retorcidos y contra Dumbledore, aun indirectamente, y no por falta de inteligencia; me consta que el tío era inteligente, tanto como yo misma, si no más, o no habría podido aprender animagia por su cuenta, entre otras cosas. No. Su problema habría sido la carencia de malicia natural que hay que tener para idear un plan como este. ¿Pero por qué estaba pensando ahora que Harry era James? ¿Quería autoconvencerme de eso porque, de haber vivido James, habría tenido la misma edad que se supone tendría que tener yo según el día de mi nacimiento?

«Cissy, ¿por qué me llamas asaltacunas?», pensé, frunciendo el ceño. Estaba tumbada con la cabeza encima del pecho de Harry, mientras éste dormía, pero yo no podía dormir. «¡Me estás dando cargo de conciencia, maldita sea! ¡Según mi fecha de nacimiento, tengo treinta y siete años, pero si me hicieran un chequeo completo, advertirían que tengo diecisiete! ¿Por qué me sigue reconcomiendo este tema?».

Lo miré mientras dormía y no pude evitar suspirar. Su mente era brillante, sobre todo para la confabulación y la manipulación; James había sido brillante, sí, pero no de ese modo, por tanto ni de coña era James, me pusiera como me pusiera. No era cosa mía que Harry tuviera esas ideas, aunque también es cierto que no las habría tenido si yo no hubiera explotado ese lado manipulador suyo. Desde que tuvo el sueño en el cual el Señor Oscuro planeaba volver a su cuerpo, había estado preparando a Harry en secreto para hacerle frente, y me quedaba aún mucho que hacer. De momento, le había enseñado a ser un líder, pues estaba claro que lo iba a necesitar. Pero superó todas mis expectativas tramando todo aquello. Y estaba claro que no nos había contado todo lo que tenía en mente. Como le dije en una ocasión, una de las cualidades de un líder conspirador es no contar absolutamente todo el contenido de los planes que uno tiene; siempre hay que guardarse algo como salvaguarda. Ni siquiera a mí, su segunda, me contó todos los detalles, y me parecía muy bien que lo hiciera así. Yo tampoco le había dicho todo sobre mí, había omitido cosas que no necesitaba saber.

Al final, ya por la mañana, y tras asegurar que lo había pensado muy a fondo la noche anterior, Sirius aceptó la oferta de Dumbledore e ingresó de nuevo en la Orden del Fénix. Al menos, eso le dijo a Dumbledore, que se lo pensó muy detenidamente. Dio a entender que, desde que Peter Pettigrew lo traicionó, no se fiaba de nadie, ni siquiera de los amigos, y Dumbledore lo entendió. Así, ya aceptado en la Orden, Sirius recibió la primera misión: vigilarnos (bueno, vigilar a los Malfoy, pero era lo mismo). Qué predecible era. Como pensamos, para él era conveniente vigilar a Narcissa por si aún tenía contacto con Lucius. Era una idea bastante aceptable, pues podría ser, pero lastimosamente para él, no era el caso; Sirius daría cierta información que sí la relacionaría indirectamente con él, sin embargo, para alimentar su paranoia y, quizá, hacerle dar un paso en falso que nosotros aprovecharíamos. Queríamos ver las reacciones de Dumbledore al respecto, a ver qué planes tenía para esa… eventualidad.

Cuentos De Lechuza Where stories live. Discover now