Capítulo 22: Verde

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La mañana siguiente cuando ya estaba de pie, aseado, con ropa y dispuesto a ir a clases, recordé lo que había pasado la noche anterior.

Nos dormimos juntos.

No me sorprendió el hecho de despertarme y no encontrarlo a mi lado, era lo que él hacía. Vi el cajón de mi ropa interior abierto, los bóxers que ocupo solo ocasionalmente estaban esparcidos y se veía como si hubiesen estado hurgando por allí. Antes de que yo mismo tomara un baño, pude ver que él lo había hecho también. Refregué uno de mis ojos bostezando mientras bajaba las escaleras, encontrándome completamente solo; no estaban ni mamá ni papá en casa, probablemente ambos habían ido a trabajar o quizá a follar con sus respectivos amantes, no tengo ni idea. Me puse un pantalón corto hoy, no me encontraba arrepentido por ello a pesar de que las cicatrices, por mucho maquillaje que haya usado encima, seguían siendo visibles. Mi cabello era un desastre de desorden, y...

De pronto escuché voces afuera de mi casa. Me alarmé al principio hasta que distinguí la voz de Yoongi, pero mis ojos cansados se dirigieron a la puerta justo cuando escuché hablar a una persona desconocida.

—¿Qué haces en la casa de los Park? ¿Estás follando con su hijo?

Me tensé, la voz de aquel tipo no parecía amable, para nada. Fui hacia la puerta mirando a través del cristal que ocupaba la parte de arriba, tenía que ponerme sobre las puntas de mis pies para que mi visión pudiese ser total, y aunque el vidrio era algo borroso, pude ver la espalda de Yoongi más el rostro del chico que estaba hablando con él; fumándose un cigarrillo, con el pelo castaño ligeramente largo y ropa desaliñada, es lo podía notar aun teniendo la visión algo nublada.

E inesperadamente me vio, aquel chico de cabellos castaños y penetrante mirada, lo hizo. Frunció el ceño hacia mí por lo que tuve que abrir la puerta para no quedar como un fisgón.

Indiferente, apenas el ruido de la puerta siendo abierta se escuchó, Yoongi volteó hacia mí para enviarme una mirada confundida. —Pensé que seguirías dormido. 

—Y yo pensé que te irías. ¿Quién es él?

El chico está examinándome con detalle y está intimidándome que no despegue sus ojos de mí, pero, terminamos mirándonos por un rato extenso. Yoongi lo nota, por lo que decide hablar antes de que este absurdo juego de miradas siga mucho más.

—Nadie importante. Alguien con quien hago negocios. 

El aludido, con voz falsamente ofendida, dice—: ¿Cómo que nadie importante? Soy Kim Taehyung. Y por negocios, se refiere a que le vendo toda la droga que consume.

—Jimin no necesitaba saber tu nombre. —gruñó, lo hizo con la facciones de su rostro mostrando ligero enfado.

Yo no tenía idea a qué se debía. 

—Pero él preguntó, y yo no voy a negarle mi nombre a un chico bonito solo porque te lo estás follando.

Mi boca se abrió ligeramente antes de formarse en ella una sonrisa avergonzada. Volvimos a topar miradas, no podía dejar de seguir viendo sus ojos porque son hipnóticos y… Creo que esto fue suficiente para Yoongi, quien se removió con rabia de donde estaba dándome la espalda. 

—Tú, bastardo, estás literalmente sacándole la ropa con la mirada —presionó su dedo en el pecho del otro, quien ni siquiera se inmutó, no estaba asustado. Luego volvió hacia mí, con el rostro algo decaído—. Y tú le estás siguiendo el puto juego. Solo para que sepas, Taehyung, no estoy follándomelo. Ni siquiera hemos follado, él es más que solo una jodida follada. Pero si quieres, ve y hazlo tú, parece que no te dirá que no.

Dicho eso se fue, corriendo mi mano cuando intenté tocar su hombro para que habláramos, caminando más rápido, sacando el mismo frasco de pastillas como lo había hecho la vez anterior en mi cama. Se perdió de mi vista luego de un tiempo, donde lo seguí con la mirada.

—Qué celoso de mierda. —Taehyung siseó.

—¿Uh?

—Yoongi. Se nota que le importas mucho, míralo, nunca lo había visto así, no desde que lo conocí, y no por algo que no fuese droga.

Mi cabeza se ladeó un poco.

—Te recomiendo que no vayas por él, está drogado —él prosiguió—. Sé que le gusta drogarse por las mañanas, así que es muy posible que intentar calmarlo no sea una buena opción.

—¿Cómo conoces tanto a Yoongi?

—Somos amigos.

Suelto una carcajada. —Pues no lo parece.

Una sonrisa se forma en sus labios a medida que sigue observándome. Es incómoda, o al menos para mí, la situación.

—¿Por qué Yoongi no te ha follado ya con lo bueno que estás?

Bajé la mirada con toda la vergüenza que sus palabras me causaban, a pesar de que yo no me comportaba así normalmente ante los cumplidos. —No me digas esas cosas, luego él va a enfadarse y yo no quiero que se enoje más de lo que ya está.

—Yo puedo decir lo que quiero. No dejes que él te maneje. No le permitas que te use como a su títere, haz lo que quieras mientras tú y él no son nada, porque créeme, Yoongi hará lo que quiera aún si a ti te molesta. —le dio una calada a su cigarrillo botando el humo segundos después.

Taehyung era apuesto, bastante, no pude dejar de notar ese detalle.

—Estoy casi seguro de que ahora mismo, solo de la rabia de imaginar que te quedaste conmigo y no fuiste con él, va a buscar a cualquiera que se vea follable —comentó con burla—; lo va a usar para sacarte celos.

—Es lo más seguro.

—Sí, es bueno que lo sepas.

Pasó unos segundos en los que ambos no dijimos nada, fue entonces que noté que él ahora se mostraba pensativo, humedeciendo sus labios que estaban algo agrietados y secos.

—¿Por qué alguien como tú se hundió en un infierno como él? —preguntó finalmente, sin mirarme.

—No lo sé —suspiré sonoramente—. Todo demonio necesita un lugar para hospedarse. 

Mis palabras lo callaron temporalmente pero ni siquiera esperé a que me respondiera porque ya no quería involucrarme con él, no porque Yoongi se sintiera enfadado respecto a eso, sino porque su forma de ser me resultaba inquietante. Cerré la puerta de la casa detrás mío, y me fui, dejándolo allí sin necesidad de una despedida.

Cuando llegué al instituto pude observar que lo que dijo Taehyung era lo correcto. Ahí está Yoongi con sus manos sobre un chico lindo, mucho más lindo de lo que yo podría llegar a ser alguna vez. Él lo mira con ingenuidad, completamente flechado hundiéndose en sus ojos, y Yoongi… Él ni siquiera lo mira, está con sus ojos puestos en mi dirección, mirándome a mí exactamente como el chico lo mira a él.

«Es divertido. Muy divertido».

Sonrío de lado y le guiño un ojo solo para que le quede claro que yo ya he jugado este juego un millón de veces y que, ganar, no me va a resultar difícil. Me sonríe de vuelta, pero por más torcida que me parezca la intensión detrás de eso, ni siquiera me preocupo, o temo, sobre el movimiento que haré. 

Cómo me gustaba cuando todo era rosa. Es triste ver cómo se volvió este verde oscuro, lleno de celos, envidia, y bueno, un juego que Min Yoongi comenzó perdiendo. 












DRAMA KING. ➸yoonminWhere stories live. Discover now