Capítulo 27: Rojo

698 112 2
                                    

La escena había acabado con gritos, llantos, y yo sentado en el sofá mirando el televisor con una taza de café cargado en mis manos.

Había un silencio que nos cubría. 

Jihyun estaba dormido arriba, lo había tenido que subir al cuarto porque estaba muy cansado como para seguir de pie, mientras Yoongi sentado recibía mensajes, escuchándose alrededor de la habitación el sonido estridente de estos llegando y siendo enviados.

Solté un suspiro pellizcando un poco mi brazo. Había sido estresante. Ella me estaba culpando a mí de lo desastrosa que se estaba volviendo su relación. Este día tenía que llegar, supongo. Ellos ni siquiera vieron a Jihyun, mamá estaba demasiado preocupada pensando en cómo suicidarse y papá estaba demasiado preocupado pensando en la reputación que le quedaría después si eso pasaba.

Mi teléfono vibró en mi bolsillo, justo después de que diera otro sorbo a la taza de café. 







De: Yoongi. 22:34 p. m. | Luces lindo con esa camiseta.







Mordisqueé mi labio levantando mi mirada hacia él. —No escribas mentiras.

Se rió. Yo me había cambiado de ropa luego de tomar una ducha; me puse una camiseta que, sinceramente, fue lo primero que mis manos tocaron.

—Nunca pensé que tu vida fuese tan problemática. —comentó.

—Apuesto a que pensaste que eras mi único problema.

Supongo que no tuvo la necesidad de contestar a eso, solo decidió dejarme continuar porque supuso que lo haría.

—Desde siempre tú no has sido más que uno entre el mar de problemas que me están ahogando. —afirmé.

—No lo sé, quizá me gustaba pensar que tu vida era un poco menos desastrosa que la mía —hizo una mueca de disgusto mirándome de soslayo—. Tuve que suponer que si te acostabas con personas solo por un poco de atención algo no debía haber estado muy bien en ti. 

—Y yo tuve que suponer que acercarme a ti me iba a traer este tipo de comentarios hirientes todo el tiempo. Dices que te da igual, pero mira tu cara, es obvio que sigues como un idiota por lo que pasó con Taehyung.

Me bebí lo que quedaba de café antes de dejarlo sobre la mesa. Al mirar mis piernas, me di cuenta de que estaba temblando ligeramente, tanto así que mi voz incluso salió de la misma forma.

—No estoy bien con eso tampoco… —solté un suspiro—. No lo entiendes, no se sintió bien para mí. Todo momento floté sobre una nube imaginaria de necesidades, cerraba mis ojos intentando arrastrarme a mí mismo lejos de esa situación. No quería enrollarme con Taehyung, no quería sentir a otra persona que no fueses tú, pero estaba jodido. Muy jodido. Yo... pensé que esto se había acabado, y nunca tuve tanto miedo de que algo se acabara como lo fue sentir que estaba perdiéndote… Que estaba perdiéndome a mí mismo. 

Algo en su mirada me produjo inconformidad.

—¿Por qué lo hiciste entonces? ¿Querías demostrarte a ti mismo que si yo podía revolcarme con alguien más, tú también podías? Ya eres un puto mayor de edad, Jimin, no entiendo por qué te comportas como un niño de seis años.

—¡Quería demostrarme a mí mismo que si tú no me necesitabas entonces yo tampoco! Busqué en otra persona lo mismo que tú buscaste en Jiyeon; sentir que te sostenía de alguna forma a pesar de que no fuese lo suficientemente fuerte —apreté mi puño con algo de cólera, este tipo de peleas indirectas solo hacían que yo quisiera explotar un millón de palabras a la vez—. Tengo veinte años y he hecho cosas que personas de mi edad no han siquiera pensado en hacer. He estado con gente horrible en lugares horribles, cuidé de un niño del cual yo no era responsable pero lo amé más que cualquiera, y tuve la opción de crear un mundo con una persona absolutamente hermosa, pero me quedé contigo, un drogadicto de mierda que jamás va a poder dejar atrás sus vicios. Porque no tienes futuro, no tienes planes, y yo tampoco los tengo. Necesitaba alguien que estuviera igual de perdido, pero me haces sentir como una mierda la mitad del tiempo y la otra mitad parece como si fueses un puto ángel. Todo esto, cada parte de esto, me hace querer comportarme como un jodido niño de seis años, pero ahora mismo, y para mi pesar, yo tengo veinte, y te juro que me gustaría pensar como un niño. Pero ya no puedo, estoy arruinado, y tú solo… ¡Jódete, maldición!

Mi respiración salía rápida, moviendo mi pecho aceleradamente. Cerré mis ojos cuando el sonido de la silla en la que Yoongi estaba sentado se escuchó moviéndose… Y soltó una carcajada que me hizo volver a abrirlos para mirarlo.

—Soy un puto drogadicto de mierda y tú eres un pobre diablo que necesita ser amado todo el tiempo. Pero te quiero y tú me quieres, así que cuando dices que me joda, cuando dices cosas que harían pensar a cualquiera que estás aburrido de mí, de lo que haces, de cómo te sientes a mí alrededor, ¡solo estás mintiendo! Tú no quieres que me joda, tú quieres que te joda; cambian las cosas cuando cambia la oración, ¿o no, Jiminie? 

Mi cara debió ser una mezcla de confusión, porque él simplemente se acercó con una sonrisa ladeada como si ya hubiese conseguido su propósito.

Me levanté de donde estaba; mis mejillas se sentían arder, quizá era por la pelea o por cómo él me estaba mirando. —Creo que deberías irte.

—Y yo creo que no.

Estábamos de pie relativamente cerca, pero yo caminé hacia atrás con pasos pesados intentando ganar distancia.

—Jamás voy a dejar mis vicios si siguen sumándose cosas a ellos —él prosiguió—, cosas que no dejaría ir ni siquiera si tuviese la oportunidad.

Ladeé mi cabeza no entendiendo su referencia. —¿De qué estás hablando?

—¡De ti!

Y sonreí, porque soy un idiota que cae ante cualquier cosa que parece relativamente linda saliendo de sus labios. Odiaba esto, y lo que más odiaba, era que realmente no lo hacía. 

A pesar de mis dificultosos intentos porque él no se acercara, terminó haciéndolo, presionando besos; primero en mi mejilla, luego en mi nariz, y por último sobre mis labios. Fue tan pequeño que ni siquiera cerramos los ojos. Me abrumaba pensar que estábamos dejándonos caer de lleno hacia el amor. 

Éramos tan jóvenes y no nos preocupaba en absoluto una mierda nuestros corazones, el de él tan agrietado como el mío.

Íbamos a destruirnos.

Pero de repente me di cuenta que si era con Yoongi ya no me importaba.

—¿No vas a venir? —preguntó.

Pero cuando me di cuenta él ya estaba subiendo las escaleras hacia el segundo piso. Fui hacia allí mientras asentía, aun si sus ojos ya no estaban sobre los míos.

No me gustaba la idea de cómo esto iba a terminar. 











DRAMA KING. ➸yoonminजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें