Capítulo 2: Te veía

9.9K 1K 73
                                    

La siguiente parte de mi día era ir al hospital. Veía a Jihyun la mayoría de las tardes y me quedaba con él hasta que terminaba el horario de visitas. Él era otra cosa, yo había logrado mostrarme como realmente soy a su lado. Mi hermano era lo único que podía rescatar de mi destruida familia. Estaba aquí para él, porque sin mí, la soledad sería lo que terminaría por acabar con su pequeño cuerpo.

Iba por los pasillos, uno por uno, con esta ciega esperanza golpeándome el pecho de a poco. Él siempre estaba ahí, y no supe hasta días atrás la razón. Cada semana lo encontraba sentado sobre alguna de las sillas de espera, remojando sus labios justo cuando mis ojos terminan por encontrarse con los suyos.

Yoongi tenía un serio problema con las drogas, y por lo que supuse, su madre era quien se dedicaba a mantenerlo limpio de lo que sea que consumía.

Tuve que esperar un poco porque el doctor estaba haciendo un chequeo rápido con Jihyun, así que mientras estaba ahí, sentado, echaba un pequeño vistazo hacia el frente, viendo la forma en la que el rostro de Yoongi se arrugaba en una muestra pura de enfado, o lo que sea que aquello representaba. La manga de su brazo derecho estaba subida y había un parche que demostraba que acababan de hacerle muestras de sangre, o el rastro de alguna inyección, no había forma de estar seguro.

Su madre salió de una puerta, ella es enfermera; muy linda, delgada y redondeando los cuarenta años. Veo todo con mucha cautela, la forma en la que ella se inclina hincándose enfrente de él obstruyendo mi visión.

—¿Qué te dije, Yoongi? Debes dejarlo. Ya has estado en rehabilitación antes… ¿Eso es lo que quieres?, ¿volver?

No negó, no dijo ninguna palabra, por lo tanto, ella vio esto como muestra de que debía seguir insistiendo.

—¿Qué es, Yoongi? ¿Cuál es tu problema? El psiquiatra no quiere hablar conmigo al respecto, ¿lo amenazaste? 

—Es su trabajo, él no tiene que contarte si yo no quiero que lo haga.

—Qué haré contigo… —apoyó sus brazos en el regazo de su hijo hundiendo su cara en ellos.

Por un segundo, aún si fue fugaz, sentí lástima por esa mujer. Lucía cansada, al igual que Yoongi, y su piel, como la de su hijo, tenía un tono palidezco que no lucía saludable. No había color en sus ojos como ni un poco de tono rojizo en sus mejillas, parecía una muñeca. Una muñeca triste.

Ellos se quedaron ahí mucho rato, pero no seguí el compás de la conversación porque el doctor salió de la habitación minutos más tarde anunciando que me iba a dejar ver a Jihyun sin problemas pero que debía hablar conmigo más tarde después de la visita. Antes de que pudiese entrar, mi hermano ya estaba afuera caminando lentamente y con algo de dificultad; hace no más que unos cuantos días que le sacaron las sondas y era algo nuevo para él. Se había acostumbrado. Una sonrisa creció en mis labios justo cuando su voz se integró junto al bullicio del pasillo, tan alegre que me contagiaba con ella.

—¡Jimin! Pensé... Pensé que no vendrías hoy.

Enarqué una ceja, algo burlesco. —Pero aquí estoy, siempre cumplo, ¿no es así? No iba abandonar a mi hermanito —besé su frente y él soltó una risita adorable que me hizo rodearlo con mis brazos; sin presión en absoluto, lo sentía demasiado delicado—. ¿Y qué tal? ¿Todo va bien? 

—Sí, solo duele un poco. La medicina es mejor, pero tiene este sabor amargo... No me gusta —frunció levemente el ceño para después levantar la mirada con algo de esperanza escrita en ella—. ¿Y mamá y papá? 

Me dediqué a tomar sus manos con las mías; estaban frías. Era triste tener que responder siempre igual a la misma pregunta.

—Ellos no vendrán, pero me dijeron que te aman. Es solo el trabajo... Están demasiado ocupados.

—¡Sí, lo sé! Papá y mamá hacen cosas increíbles, son como súper héroes.

Lo último, fue una mentira piadosa que tuve que hacer porque, joder, yo no puedo malditamente decirle lo que en verdad ellos le hacen. No puedo decirle "ellos no vienen porque papá está demasiado ocupado follando y mamá hundiéndose en su miseria", como tampoco puedo no darle una explicación. Triste es lo que él menos debe estar.

—Pero... en serio pensé que esta vez vendrían —añadió—. Tú lo dijiste la vez anterior. 

—Lo siento, Jihyun. Nunca sé qué clase de cosas importantes tienen que hacer ellos, no lo puedo predecir. De todas formas, ¿vamos a tu habitación? Aquí hace un poco de frío.

Sonrió asintiendo, con algo de tristeza, una que me hizo querer traer aquí a mis padres a patadas. La última vez que vinieron fue hace un mes y medio, pero no escuchan, como tampoco hay forma de que mamá haga algo de lo que yo le diga. La mayoría de las veces que se lo recuerdo está diciéndome constantemente que no me canso de arruinarle la vida; porque no quiere aceptar que, en verdad, quien en realidad le está arruinando la vida es ella misma.

Justo cuando aparté la vista de mi hermano, me encontré con los ojos vacíos de Yoongi viendo directamente hacia mi dirección. Como siempre, solo levanté mi mano en forma de saludo y él no devolvió el gesto; hizo una mueca con los labios. Y solo sé, que cuando acabé la visita de mi hermano, su presencia seguía atormentándome, parado cerca de la puerta, como si estuviera en espera de mi salida. 

Hablé con el doctor, y lo que me dijo me dejó algo desanimado. Me comentó, lentamente, que Jihyun tendría que tener una nueva operación y que era necesario que fuera dentro de algunas semanas para quitar el último tumor que aún se apoderaba de su cerebro. Habían cosas desde la última operación que afectaron a mi hermano enormemente, tenía ciertas dificultades para hablar y para moverse, lo que me preocupaba bastante porque podría traer otro tipo de consecuencias. Después de la noticia me quedé sentado en el mismo lugar de antes procesando cómo es que debía reaccionar ante esta situación, y, mientras lo hacía, sentí cómo alguien se sentaba a mi lado, rodeándome con una reconfortante voz ronca. Comenzó diciendo:

—Te he visto por mucho tiempo.

Ahí fue el principio. El comienzo. Lo que me anticipó lo que seguramente estaba por venir y de lo que me mantuve ignorante.

Es decir, yo sabía qué pasaría. Sabía que él terminaría por romper las barreras de orgullo y algo de ego que nos separaban y me hablaría, pero no sabía cuándo ni cómo, ni cuál sería la razón que le incitaría a realizar aquello. Algo que era bastante obvio para mí, siendo perseguido por sus ojos constantemente desde hace, incluso, años.

—Lo noté.

—Y yo también noté que me veías. ¿Por qué?

—Me encantan los desastres, Yoongi. Y tú, luces como uno que nunca antes he visto. 

Lo que pasó luego fue la chispa que ocasionó lo que vendría después.

Él sonrió, mierda, solo lo hizo, y fue diferente a cualquiera de las veces anteriores. Fue una de esas sonrisas que te hacen sentir cálido, reconfortado, una de esas que Yoongi nunca transmitía, y que justo en ese momento, yo necesitaba con desesperación.

—Hay un gran desastre en ti también, Jimin. Eres interesante.

Miraba sus labios, la forma en la que soltaba suavemente las palabras. —La gente dice mierda sobre ti. 

Asintió.

Ni siquiera sé por qué me vi obligado a comentar sobre eso, pero quería que lo supiera aún si parecía que ya lo hacía, a ver de qué forma reaccionaba al respecto.

—Lo que dicen no es ni siquiera la quinta parte de lo que soy realmente, que es, sin duda, algo muchísimo peor. 

Eso quedó probablemente en mí incluso después de que todo terminara en un incendio.

Quería enredar a Yoongi en mis redes y soltarlo seco de todo el amor que le hiciera entregarme. Él iba a ser el próximo. Y ni siquiera me importaba las consecuencias que provocaría eso luego. 











DRAMA KING. ➸yoonminWhere stories live. Discover now