Capítulo 13: Cupido drogado

7.3K 865 62
                                    

Se quedó en silencio por varios minutos, mientras yo lo miraba un poco avergonzado.

—No soy el único que tiene problemas aquí. —musitó finalmente.

—¿Qué estás intentando decirme?

—De ti. Estás jodido por donde quiera que lo veas, y no creo que te des cuenta. Tus manos están llenas de sangre por los crímenes que cometes hacia ti mismo todos los días. No hablo de las heridas, no hablo ni siquiera de los golpes, hablo de tu mente. ¿Qué clase de cosas pasan por ahí? ¿Cuántas veces te has destruido a ti mismo? Estoy seguro de que es una caja de tormentosas sorpresas, y también estoy seguro de que ni siquiera yo he podido superar con mis palabras las que tú te dices constantemente 

Suspiré, tenía los ojos vidriosos como si fuese a llorar pero es obvio que no iba a hacerlo. Había una mueca que se disfrazaba como sonrisa posada levemente sobre mis labios mientras yo ponía mis ojos en otra dirección esperando no toparme con los suyos, tan profundos y fríos, haciéndome tensar de forma constante. —Creo que deberías cerrar la boca.

—No quiero hacerlo, quiero arreglarte. Quiero que nos arreglemos mutuamente.

—Yo no necesito ser arreglado, joder. 

—¿Entonces qué es? ¿Cuál es tu problema, Jimin? No te entiendo, ¿por qué haces todo esto? ¿Por qué te transformas a ti mismo en alguien cuyos sentimientos existen, están ahí, pero son malgastados de forma que parece que no los tuvieras? Yo soy así, una mierda, e incluso serlo me resulta agotador, pero tú, tú no lo eres. No entiendo cómo puedes añadirte ese peso en los hombros solo para poder demostrarles a los demás una imagen de ti que te hace ver tan mal. Si yo pudiera evitar lo que soy créeme que lo haría, pero el tiempo-

—El tiempo te enseñó que ser como eres es lo que está bien, lo entiendo, eso es lo que quieres decirme. Pero el tiempo me enseñó a mí que ser yo no me traerá lo que quiero. Ellos quieren sexo, yo quiero amor, ¿por qué no puedo comportarme como una zorra para obtenerlo? No hay nada de malo en eso, tú sabes que al final de cuentas es todo lo que soy y que no quieras admitirlo es triste.

Corté sus palabras con avidez porque necesitaba que cerrara la boca. Todo esto no estaba más que haciéndome daño, y sus palabras confusas se clavaban en mi mente como dolorosas espinas.

—Tú no eres una zorra. 

—No, solo me siento sobre la polla de los chicos para sentir que me necesitan por un momento, eso es ser una no-zorra.

Yoongi tomó mi mentón con sumo cuidado y me obliga a mirar hacia su ceño fruncido más sus labios entreabiertos, con aquellas escurridizas palabras queriendo salir de ellos pero buscando un momento para hacerlo. —Solo quieres ser amado. 

—Solo quiero ser amado, sí.

Él estaba demasiado cerca de mí, acortando la distancia entre lo que parece ser escaso espacio personal y un hilo de mis palabras mezclándose con las suyas. Yo no podía hacer más que intentar controlar mi respiración acelerada, me causaba absoluta vergüenza actuar frente a Yoongi de manera en la que se diese cuenta de que cualquier cosa que él hacía conmigo producía algo en mí.

Ya era demasiado tarde para cubrirlo, era demasiado tarde siquiera para soltar alguna bobería encubriendo mi propio nerviosismo.

—Y tú estás diciéndome que quieres cumplir esa necesidad mía —comencé a hablar—. Quieres intentar llenar ese vacío que yo acostumbro a llenar con caricias toscas y palabras llenas de necesidad sexual. No digo que no quiera alejarme de eso, tampoco hablo sobre que no quiero estar contigo, pero tú no eres de una sola persona. No perteneces a nadie, yo tampoco, somos almas destinadas a vagar de cuerpo en cuerpo en busca de uno que les dé calor que en realidad desean, pero nunca vamos a encontrarlo, porque cuando lo hacemos lo hallamos en personas que están igual de frías que nosotros. No hay un final feliz para las personas como tú y yo, esa es la ley de este mundo.

Yoongi solo guardó silencio. La costumbre me obliga a callar en vez de decir algo que complemente todo mi discurso que pareció intrigarle llenándolo de un aura deprimida que no pude eliminar ni siquiera las horas restantes de este agotador día.

No supe nada de él después de eso. 

Sabía que no estaba enojado, solo consciente, consciente de que lo que dije era verdad.

Y él se va entonces con ese chico que vi hace unas cuantas horas a su lado, apareciendo ante mi vista como un fantasma conocido. Aquel chico tiene un aura totalmente encantadora, alegre y feliz, contrastando con la de Yoongi, que estaba cada vez más hundida, desesperada por hallar mi cuerpo entre la multitud de personas.

Sus ojos, ocupados en hallarme, mira hacia todas direcciones. Yo sé que me está buscando porque cuando me visualizaron, luego de un rato extenso, un suspiro salió de sus labios mientras una sonrisa leve se formaba. Se encontraba preocupado por mí, o eso pensaba, pero era yo el que estaba preocupado de él. Tenía esa inmensa necesidad de ir donde está y decirle que quiero intentarlo a pesar de todo, pero no voy a arriesgarme, porque las veces anteriores solo me produjo dolores de cabeza.

Luego, cuando su rostro se puso de perfil hablando con el chico a su lado, sentí un par de tirones en mi camiseta. Volteé para ver a Hyerin detrás mío.

Ella solo tenía una cara muy pálida, ojos aguados y abiertos, tan grandes como era posible que estuviesen, marcando pequeñas sílabas con sus labios que ni siquiera lograban formarse de forma correcta. Yo, frío, distante y ajeno a sus sentimientos, despegué su mano de mi cuerpo de un pequeño tirón quedando hacia ella para que pudiese decirme lo que sea que tenía que decir.

—Entiéndeme, por favor, entiéndeme. No te vayas, no hagas esto, por favor. 

No supe qué decir ante sus suplicantes palabras, ella no era de ese tipo, es más, ella jamás rogaba a nadie por nada. Mi rostro no cambió de expresión durante todos esos minutos de escasos ruidos junto a su repentino sollozo inesperado y mi bufido final intentando no parecer demasiado rudo.

—No sé qué quieres que entienda, Hyerin. Esta amistad, o lo que sea que era lo que teníamos, se fue a la mierda hace mucho, y lo siento, pero yo no fui el culpable de eso. Yo solo quería que nos mantuviésemos a flote; intentaba darle excusas a cada cosa que tú hacías. La culpa no es más que tuya. 

—Yo no sabía que estabas tan enganchado de Yoongi. Yo no... 

Sonreí con suma ironía. —Claro que lo sabías, no seas hipócrita.

—Me gusta, él me gusta, no podía hacer nada para detenerlo...

Y continúa, sin prestar atención a lo que dije, llenándose de horribles excusas que en realidad son completamente inservibles ante mi postura.

—No te atrevas a decir que él te gusta porque no conoces ni la mitad de lo que es ni la mitad de lo que hace. ¿Y crees que porque saltaste una vez encima de su pene, cupido te flechó por completo? No te creía tan estúpida.

Quedó pasmada, completamente, y entonces yo solo negué un par de veces con mi cabeza deseando que no dijera nada más que la hiciese ver más patética de lo que es. 

Y eso que yo conozco su historia, aun así sigo sin tenerle un poco de lástima por todo esto.









DRAMA KING. ➸yoonminWhere stories live. Discover now