Rosa

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—Entonces, aprovéchate de mí. —le pidió con los ojos cerrados.

—Estás borracha. —señaló mirando a su alrededor.

—Solo poquito. —aceptó sonriendo sin abrir los ojos

—Debes dormir. —declaró con tono serio tomándola en brazos.

—¡Uju! ¡eres fuerte y grande! Asi me gustan. —declaró dándole una palmada en el pecho.

—También borracha eres una habladora. —dijo mirando frente a él tres puertas.

—¡Oye! Te escuche. —habló volviéndolo a palmear.

—¿Cuál es tu habitación? —preguntó ignorando su comentario.

—Esa, pero no puedes entrar. —declaró, Xandro la ignoró abriendo la que señaló— Te dije que no puedes entrar. —musitó.

—Rosa. —murmuró mirando la habitación.

—Es mi color. —declaró con orgullo la rubia.

—Me doy cuenta. —caminó hacia la cama para dejarla sobre ella, la cual tenía un edredón y estaba llena de cojines rosas, toda la habitación era blanca y solo la cama resaltaba en ese color.

—Es el color más bonito del mundo. —dijo moviéndose sobre la cama para acomodarse entre los cojines, el griego negó tomando uno de sus pies para sacarle las botas— ¡Oye! ¡¿qué haces?! —preguntó sentándose.

—Quitarte los zapatos, vas a ensuciar tu cama.

—Okey. —se dejó caer.  

—Si es el color más bonito del mundo ¿Por qué estas vestida de negro? —inquirió quitándole la otra bota.

—Mira. —volvió a sentarse para hacer su cabello detrás de las orejas y enseñarle los pequeños diamantes color rosas que brillaban en sus orejas— Siempre llevo algo rosa.

—¿Cuántos años tienes? —le preguntó viendo como de nuevo se dejaba caer en la cama.

—Dieciocho. —respondió quedándose dormida.

—Demasiado joven. —murmuró antes de escucharla roncar suavemente, llevó su mano hasta uno de los mechones de cabello que cubrían el rostro de Nina para contemplarla un instante— Es una lástima, eres casi perfecta. —declaró antes de salir de la habitación.

—¡Demonios! ¡¿tú?! —exclamó Pam cuando se lo encontró de frente, pues salía de su habitación para darse un baño e ir a trabajar.

—¿Yo? —preguntó.

—Eres el cantinero del bar, trabaje esta noche como mesera ¿Qué haces aquí? ¿Qué le hiciste a mi amiga? —preguntó alarmada pasando por un lado de él para ver a Nina.

—La traje sana y salva, bebió demasiado, no podía conducir. —respondió detrás de ella.

—Oh. —dijo al ver que la rubia estaba dormida— Supongo que gracias.

—No es nada, no debe beber con los clientes. —comentó dando media vuelta para caminar hacia la puerta principal.

—Solo es por las propinas, nunca se le pasa la mano, es la primera vez, por eso la deje sola. —le contó caminando detrás de él.

—Alguien podría aprovecharse. —señaló abriendo la puerta.

—Lo sé, la regañaré cuando despierte, gracias por no aprovecharte de ella. —dijo mirándolo sacar algo de el bolsillo de su pantalón.

—Aquí están las llaves de su automóvil. —se las dio.

—Gracias. —repitió tomándolas.

—Deberían asegurar las puertas de la casa. —señaló y la castaña asintió.

XANDRO Where stories live. Discover now