Iglú

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—Nos meterás en problemas si tus padres se enteran. —murmuró Xandro en su oído mientras caminaban abrazados hacia el estacionamiento del restaurante.

—No va a pasar nada. —dijo sonriendo antes de darle un beso casto.

Nina habia organizado a sus dos mejores amigas para poder pasar la noche con su flamante novio, les dijo a sus padres que irían a bailar después de la cena y que dormirían en casa de Pam, por suerte los padres de su amiga estaban de viaje, lo cual facilitaba las cosas.

—No veo tu deportivo por ningún lado. —comentó la rubia.

—No vengo en el deportivo. —comentó.

—¿En qué vienes? —inquirió.

—En ese. —señaló frente a ellos.

—¡¿Tienes un todo terreno?! —inquirió sorprendida.

—Una ardilla rubia me dijo que soy un hombre de jeep, así que compre uno. —le contó caminando hacia él todo terreno, sacando las llaves para quitarle el seguro.

—Esa ardilla es toda una conocedora. —dijo sonriendo, deteniéndose en la puerta del copiloto.

—Definitivamente, también me dijo que me veo mejor en vaqueros. —le abrió la puerta— pero esta noche no me los puse, porque iba a conocer a sus padres, debía dar una buena impresión. —comentó y Nina lo recorrió con la mirada de arriba abajo con una sonrisa pícara.

—Tu dejas buena impresión hasta desnudo. —dijo tomándolo por el abrigo para jalarlo y besarlo con pasión.

—Lo tendré en cuenta para la próxima vez que los vea. —musito entre el beso.

—Mejor no lo hagas, esa impresión solo es para mí. —murmuró dejando sus labios.

—Mientras tu impresión desnuda sea solo para mí, estoy completamente de acuerdo.

—Solo para ti. —prometió antes de besarlo de nuevo.

Se separaron cuando escucharon voces acercándose, subieron al todo terreno, para ir hasta el penthouse de Xandro, Nina como siempre hablo en todo el camino.

—Voy a conocer tu iglú. —dijo Nina cuando entraron al elevador del edificio del griego.

—¿Iglú? —cuestionó sonriendo, acercándose a ella después de oprimir el número de su piso.

—Sí, dónde viven los que son como tú. —respondió dando unos pasos atrás hasta que terminó chocando con la puerta.

—¿Cómo es que soy? y ¿Por qué huyes de tu novio? —cuestionó acorralándola contra su cuerpo y la fría pared de metal.

—Los témpanos de hielo. —respondió sonriendo, llevando sus manos hasta el abdomen del robot— No estoy huyendo.

—Pues eso parece. —comentó tomando sus caderas.

—No, solo, solo... —tartamudeo.

—¿Qué pasó con la ardilla habladora? Aún no te como la lengua. —murmuró acercando su rostro al de ella

—No digas esas cosas, tú no eres así, no invadas mi espacio personal. —deslizó sus manos de forma ascendente por sus pectorales hasta enredarlas en el cuello de su novio.

—Tu espacio personal es mío. —declaró antes de adueñarse de sus labios.

Sus labios se deslizaron sobre los de su ardilla, metió la lengua en su boca saboreando cada rincón, mientras una de sus manos le pegaba a él y la otra baba por sus piernas hasta el borde de su vestido para tocar su suave piel, se separaron cuando las puertas del elevador se abrieron.

XANDRO Where stories live. Discover now