Orlov

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—¿Cómo estuvo tu viaje de regreso? —le preguntó su cuñado Hugh el día siguiente de regresar a New York.

—Bastante tranquilo ¿Cómo están las cosas por aquí? —quiso saber.

—Hummm, no sé qué responder a esa pregunta. —dijo sonriendo, abriendo la puerta de su oficina para que pasara.

—¿Por qué? —inquirió.

—Porque en el trabajo todo está tranquilo, pero en casa, hay una revolución. —le contó, señalándole la silla para que se sentara— Mía ha decidido decorar todo el penthouse porque toda la familia vendrá a pasar las fiestas navideñas aquí, pero también está preparando el recital de invierno de Julliard, lo que significa que tengo dos bailarinas estresadas, por suerte es este viernes, así que eso terminara pronto, pero supongo que despues continuaran estresadas por los preparativos de navidad. —terminó de contarle.

—Puede contratar a alguien para que decore la casa. —le sugirió el robot.

—Ni se te ocurra sugerirlo, te lo digo por experiencia. —le advirtió.

—¿Cuántos días pasó enojada contigo por la sugerencia? —quiso saber.

—Una semana, casi me corre de la casa. —dijo divertido.

—Eso quiere decir que tal vez si le digo, me prohíba la entrada a las fiestas.

—Mía te conoce, te obligará a ir a todas las fiestas de navidad. —contradijo.

—Tienes razón, mejor me quedaré callado. —declaró Xandro.

—Haces bien, a lo que has venido, Hugo está en Londres, así que no podrá trabajar contigo, por lo que te designare a Sergio.

—¿Sergio? ¿lo conozco?

—Es un chico nuevo, podrás hacerlo a tu modo, pero recuerda que debes cuidarte, si tu padre se entera que te doy seguridad flexible va a divorciarme de tu hermana.

—No te preocupes me portaré bien. —prometió el robot.

—Perfecto ¿Cuándo empiezas a trabajar? —preguntó el apodado gorila.

—Mañana.

—Entonces, puedes ir a comer a la casa, estoy seguro de que Mía estará encantada de verte.

—Está bien.

(…)

—¡Permiso, permiso! ¡Con cuidado! ¡Voy pasando! —gritó Nina mientras atravesaba el lobby de la empresa de su padre— ¡Aquí vengo! ¡Con permiso! ¡Detengan el ascensor! —pidió antes de frenar frente a las puertas— Gracias. —dijo cuando un atractivo hombre detuvo las puertas y pudo entrar.

—No es una buena idea andar en patines en estos lugares. —señaló el hombre oprimiendo el botón del último piso.

—Estoy aprovechando antes de que empiece a nevar ¿cree que tendremos una blanca navidad? —le preguntó la rubia.

—Con este clima loco, probablemente ¿A que piso vas? —le preguntó.

—Al último. —respondió sonriendo— ¿Te conozco? —inquirió moviéndose para quedar frente de él y estudiar su rostro, como siempre sin respetar el espacio personal de los demás, el hombre atractivo sonrió con malicia.

—Es un buen intento de coquetería. —señaló.

—Realmente creo que te conozco, no estoy intentando coquetear contigo, eres guapo y sexy. —habló sin usar su filtro cerebro boca, que estaba completamente nuevo, aun no lo habia estrenado— Pero ahora mismo no busco tener una relación con nadie.

XANDRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora