Últimos días

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-Deberíamos detenernos. -murmuró Nina dejando sus labios para tomar un poco de aire.

-¿Qué pasó con la ardilla atrevida? -preguntó besando su cuello.

-Aquí está, pero estoy trabajando, mi jefe va a descontar de mi sueldo este tiempo.

-No, no lo hará. -declaró antes de morder donde había besado.

-Ahora que lo recuerdo ¿por qué no me dijiste que tus padres eran dueños de medio Alaska? -lo jalo del cabello para que la mirará a los ojos.

-Duele, duele. -se quejó.

-Te lo mereces, ¿Por qué no me dijiste? Témpano de hielo.

-Porque ellos son los dueños, no yo, solo estoy aquí para descansar. -respondió.

-Hummm, mentiroso, di la verdad. -exigió.

-Es la verdad, solo estoy aquí para descansar, ellos son los dueños, además nos vamos conociendo.

-Conoces todos los rincones de mi cuerpo, creo que mejor que yo y ahora sales con eso, eres un robot malo. -volvió a darle un jalón de cabello.

-¡Aush! Vas a dejarme pelón, ardilla. -se quejó.

-Te lo mereces. -le dio un beso tronado-Ahora muévete, que tengo que regresar a trabajar.

-Hoy no vas a trabajar. -dijo sin moverse un milímetro.

-¿Pretendes qué nos quedemos aquí toda la noche? -cuestionó soltando su cabello para enredar sus brazos alrededor de su cuello.

-No, solo vine por ti para ir a tu casa y pasar ahí toda la noche. -respondió besando su nariz.

-En mi casa está Pam ¿Por qué no mejor en tu cabaña?

-Ahí está mi hermano, el cual tiene el horario de Grecia y está trabajando. -le explicó antes de salir lentamente de su interior.

-Pam puede escucharnos. -le recordó.

-No hagas mucho ruido entonces. -dijo sonriendo, poniéndose de pie para ir al baño.

-¿Yo? ¿perdona? pero tú también haces ruido. -señaló incorporándose para buscar su ropa.

-No más que tú. -contradijo entrando al baño para quitarse el condón.

-Puedo quedarme cayada.

-Recuerda, que ya comprobamos que no puedes. -dijo desde el baño.

-Maldito robot sexy, tiene razón. -murmuró sin que él la escuchara- Entonces, puedes quedarte, pero solo a dormir, no haremos nada triple equis.

-Está bien. -aceptó saliendo.

-¿De verdad? -preguntó volteando a verlo, mientras terminaba de ponerse la ropa.

-Sí, vámonos. -extendió la mano hacia ella.

-Vamos, pero tú hablas con el jefe. -se puso de pie para tomar su mano.

XANDRO Where stories live. Discover now