Vibras

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Se sentía tan cómoda, no tenía nada de frío, abrazó con más fuerza al cuerpo que estaba junto a ella, respiró profundo disfrutando del delicioso aroma que habia en el ambiente, olía al témpano de hielo, pensó somnolienta, de nuevo estaba soñando con él, aunque era la primera que podía oler su aroma y de sentir su firme cuerpo.

—Fuck. —dijo abriendo los ojos y encontrándose con una pared de músculos frente a ella, lo tenía abrazado— ¿Qué hago aquí? —preguntó en un murmullo para no despertarlo, levantó la vista para verlo dormir tranquilamente, lo recorrió de cabeza a pies y solo estaba en un pantalón de pijama— ¡Sangre de cristo!  —exclamó sentándose en la cama al tiempo que lo despertaba.

—¿Qué sucede? —preguntó Xandro abriendo los ojos mirándola con el cabello desordenado.

—¡Tu! —lo señaló con la mano.

—¡Yo? —dijo aún medio dormido.

—Tu, eres… —guardó silencio sus neuronas acababan de sufrir un cortocircuito.

—¿Estas bien? ¿Tuviste una pesadilla? —preguntó sentándose.

—Tu eres… ¿eres de verdad? —cuestionó llevando su mano al abdomen del griego quien tomó su mano antes de que lo tocara— ¿Estoy soñando? ¿Estoy teniendo un sueño húmedo de nuevo? —preguntó mirándolo, las carcajadas de Xandro la despertaron por completo.

—Soy de verdad. —respondió soltando su mano— ¿Tienes sueños húmedos conmigo? —quiso saber poniéndose de pie, Nina no respondió, estaba muy ocupada gravándose su cuerpo como para que sus neuronas funcionaran— ¿Karenina? —la llamó.

—Eres como sacado de una revista. —dijo sentada en medio de la cama, Xandro sonrió negando— Los hotcake realmente funcionan. —señaló sin moverse y sin dejar de mirarlo, provocando que de nuevo él se riera.

—Creo que aún estás dormida. —comentó entre risas.

—Posiblemente. —habló saliendo de la cama— ¿Eres un sueño?  —preguntó deteniéndose frente a él— ¡Demonio mi mente es maravillosa! —exclamó extendiendo de nuevo la mano hacia Xandro quien esta vez no la detuvo— ¡Fuck! ¡Eres real! ¡¿Qué hago aquí?! —cuestionó despues de tocarlo, dando un paso atrás para luego mirar a su alrededor, escuchando de nuevo las carcajadas del griego.

—Claro que soy real, estas en mi casa, te quedaste dormida en cuanto puse tu escarabajo en marcha, no pude despertarte, así que te presté una parte de mi cama para que descansaras. —le explicó, ella lo escuchó, aunque estaba más interesada en su abdomen.

—¡Maldición! —exclamó.

—¿Qué sucede? —inquirió pasando por un lado de ella para abrir un cajón de un mueble donde tenía la camiseta compañera de su pijama.

—Dormimos en la misma cama y no aproveche la oportunidad. —se lamentó, él sonrió negando mientras se ponía la camiseta— ¡Fuck! —dijo cuando escuchó su celular sonar en su abrigo, indicándole que tenía poco tiempo para prepararse para su trabajo.

—Eres muy grosera. —comentó el griego mirándola sacar su celular para apagar su alarma.

—No lo soy.  —contradijo— Debo irme o llegaré tarde al trabajo. —dijo mirándolo de nuevo de arriba abajo, aun sin creer que hubiera compartido cama y no se diera cuenta.

—Bien, las llaves están ahí. — le señaló la mesa de noche donde dejó todo lo que traía en los bolsillos del pantalón.

—Gracias por dejarme dormir aquí, lo lamento creo que estaba muy cansada. —comentó.

—No es nada, pero deberías pensar en dejar algún trabajo, vas a terminar enfermándote. —le sugirió.

—Estoy bien, puedo con ello. —declaró tomando las llaves de su escarabajo, antes de ir por sus botas y ponérselas rápido.

XANDRO Where stories live. Discover now