Morfeo

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Observó desde la barra a Nina solo para asegurarse que no aceptara bebidas de los clientes, aún le sorprendía que fuera tan atrevida, solo conocía a una persona como ella y esa era Ivy, pero en ese momento la rubia le ganaba por mucho a su hermana, la miró conversar alegremente con un tipo rubio que estaba solo en una de las mesas, parecía que lo conocía, le sonrió antes de pasarse a otra mesa para tomar su orden, dejó de verla cuando otra mesera llamó su atención para que le sirviera un par de tragos, de pronto se envolvió en tantas órdenes que se olvidó de mirarla, cuando pudo ver lo que hacía, la encontró de nuevo conversando con el mismo tipo, algo dentro de él se encendió y sin pensarlo mucho salió de la barra y atravesó el lugar para llegar a donde estaban, lo escuchó ofrecerle una cerveza.

—No puede beber con los clientes. —declaró Xandro detrás de la rubia.

—¿Y tú quién eres? —cuestionó Kevin poniéndose de pie, que al igual que el griego era alto y ancho.

—Su jefe y ella tienen mucho trabajo. —la tomó del brazo olvidándose por un momento de respetar el espacio personal de las demás personas.

—Qué casualidad, yo también soy su jefe. —dijo el hombre frente a él con mirada retadora, Nina los miró como si estuviera presenciando un partido de tenis.

—Él es el gerente del complejo vacacional que está a las afueras del pueblo. —le contó la rubia.

—El trabajo no debe ser complicado cuando tienes tiempo para salir a beber. —comentó el griego, jamás le interesó cómo marchaba el complejo de su familia hasta ese momento.

—No es algo que voy a discutir contigo. —declaró.

—Evidentemente, pero aun así ella no puede beber, aquí solo eres un cliente más, por lo que Karenina no puede beber contigo si quiere seguir trabajando aquí. —declaró dejando sorprendida a la rubia, pues acababa de llamarla por su nombre completo y ella solo se lo habia dicho una sola vez.

—Él tiene razón, necesito el trabajo, lo siento. —se disculpó con Kevin, quien la miró y le regaló una sonrisa, provocando que la sangre de Xandro hirviera.

—Está bien, será en otro momento, no quiero que tengas problemas por mí. —dijo el rubio sin dejar de verla y sonreírle.

—Gracias, me voy, tengo otras órdenes. —habló antes de tomar la mano del griego que aún seguía en su brazo, la soltó sin mirarla, pues sus ojos estaban sobre el rubio.

—Adelante. —dijo mirando como daba media vuelta— ¿Asi tratas a todos? No creo que con ese comportamiento dures mucho en este trabajo, debes relajarte, amigo.

—No soy tu amigo y no creo que sepas mucho sobre como debo comportarme. —comentó haciendo sus manos puño.

—Créeme que lo sé, si necesitas un consejo puedo ayudarte. —dijo con presunción— ¿Cuál es tu nombre?

—No es de tu incumbencia y créeme no tomaría jamás un consejo de alguien que le invita un trago a alguien mucho menor que él. —declaró antes de dar la vuelta y dejarlo con la palabra en la boca.

Volvió a su puesto detrás de la barra para seguir vigilando a la rubia y esta vez admitía que sí la estaba vigilando, tal vez debía decirle a su padre que pusiera más atención al complejo, pero recordó que no hablaba con él, así que por el momento lo dejaría pasar, pero no lo olvidaría, en cuanto pudiera él mismo se encargaría de revisar la situación del complejo vacacional, algo en el rubio le causaba desconfianza, se relajó cuando lo vio marcharse. Esa noche el bar cerró a las cinco de la mañana, pero él salió media hora despues.

—Pensé que te quedarías a pasar el día en el bar. —escuchó la voz de Nina detrás de él.

—Estaba revisando algunas cosas ¿qué haces aquí? Deberías estar descansado. —comentó mirándola por encima del hombre.

XANDRO Where stories live. Discover now