Temblar

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Escuchó un celular sonar a su lado, estiró la mano pensando que estaba en su habitación deslizó el dedo en la pantalla sin mirar quien la llamaba.

—Diga. —respondió más dormida que despierta.

—¿Con quién hablo? —cuestionó la voz del otro lado de la línea.

—¿Con quién desea hablar? —respondió sentándose en la cama como si tuviera un resorte, miró a su alrededor dándose cuenta de que no estaba en su cabaña.

—Xandro ¿Quién eres? —preguntó la voz de mujer, justo en el momento que el griego salía del baño con una toalla en la cadera, con el cabello húmedo.

—Alguien te habla, lo siento, estaba dormida cuando respondí. —le explicó tapando la bocina, extendiendo el celular hacia él, quien la miró con el entrecejo unido, antes de tomarlo y mirar la pantalla.

—Aló.  —dijo sabiendo lo que se le venía encima.

—Hola, señor, frio, robo querido ¿Por qué no me habías dicho que tienes novia o solo es sexo casual? —cuestionó Ivy del otro lado de la línea.

—No voy a hablar de eso contigo. —declaró con tono serio mirando de reojo a la rubia quien se tallaba los ojos al tiempo que bostezaba.

—Eso quiere decir que es sexo casual, apuesto que es rubia, de ojos azules y alta ¿Me equivoco? —siguió preguntando.

—No voy a hablar contigo de esto. —repitió.

—¡Ash! ¡Eres un aburrido y frío robot! —exclamó con una burbujeante risa.

—Lo soy. —admitió— ¿A qué debo tu llamada? —cuestionó mirando a la rubia salir de la cama desnuda para entrar al baño.

—Solo para saber ¿Cómo te encuentras? Pero me doy cuenta de que te la pasas muy bien y lo más importante sin frío. —Xandro respiró profundo al escucharla, estaba acostumbrado a que sus hermanas siempre se metieran con él— Acabo de empezar hablar y ya estás respirando profundo. —señaló la pelirroja.

—Ivy, tengo cosas que hacer. —declaró.

—Me lo imagino y yo estoy interrumpiendo, te dejó para que continues, pon en alto el nombre de la familia hermanito.

—Ivy. —dijo con tono de advertencia.

—Adiós Xandro, te quiero, hablamos después.

—Saludame a los niños, adiós. —se despidió sin esperar respuesta.

Revisó si tenía alguna otra llamada perdida o algún mensaje, como siempre el de sus padres, respondió asegurándoles que todo estaba bien, dejó de nuevo el celular sobre la mesa de noche para luego vestirse, escuchando el agua de la regadera caer.

—Buenos días ¿te metí en problemas? —preguntó la rubia saliendo envuelta en una toalla y otra en la cabeza.

—Buenos días. —respondió— No, solo era mi hermana Ivy.

—¡Oh! —exclamó buscando su ropa para ponérsela.

—¿Oh? ¿Quién pensaste que era?

—Una novia. —le dijo de forma directa.

—No tengo novia. —le aclaró.

—Alguna amante.

—Mi amante está aquí conmigo. —declaró mirándola fijamente, provocando que las mejillas de la rubia se ponían rojas— ¿quieres ir a comer a la cafetería? —la invitó.

—No lo sé, tengo que trabajar no puedo faltar, porque Edward y Emmanuel se enojarían conmigo, aunque debería estar follando esos dos. —comentó poniéndose el pantalón que estaba sobre una de las sillas, recordaba perfectamente como lo habia arrojado, seguramente el griego los habia juntado del piso.

XANDRO Where stories live. Discover now