Un reencuentro especial Phil x MC

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Al principio, no se imaginaba que era esa MC de la que tanto se hablaba.
Cuando la vio entrar en su bar, Phil la reconoció enseguida.
MC ya había estado en Duskwood. Exactamente hacía diez años. Cuando vivió allí. Eran muchos los recuerdos que tenía, sobre todo porque hacía justo diez años, ellos dos habían salido juntos.

Fue mucho antes de que se ganase el título de chico mujeriego. Aquella chica había sido su primer amor. Su primera novia. Volverla a ver, le hizo recordar esos momentos felices que habían pasado juntos.
Cuando la chica se sentó en la silla, apoyándose en la barra, le dedicó una sonrisa al dueño del bar.
   —Phil Hawkins —sonrió MC, con una sonrisa de orgullo— ¿Quién iba a decirme a mí que yo te sacaría de la cárcel?
   — ¿Quién me iba a decir a mí, que serías tú la que se metió en el asunto de Hannah? —se inclinó Phil sobre la barra, con una sonrisa encantadora— Gracias por ayudarme.
   —No iba a dejarte ahí metido —contestó la chica, apoyando la barbilla en la mano— ¿Cuánto hace? ¿Diez años? —preguntó en tono nostálgico.
   —Diciéndolo en ese tono, me haces sentir viejo —MC se rió y él se incorporó— ¿Qué quieres que te ponga preciosa? ¿Una cerveza? ¿Un buen vino? ¿Yo?
    MC se echó un poco para atrás, con una risa algo incómoda.
   — ¿En serio Phil? —Negó ella con la cabeza— ¿Diez años sin vernos y es así cómo quieres empezar?
    Por supuesto, había metido la pata y hasta el fondo. Se había olvidado que el grupo de Jessy le había hablado mal de él. A lo que seguramente, le habrían contado a la joven que ligaba con todas las chicas que le gustaba. Cierto, pero tampoco era para que ella se pusiera así. Se suponía que tenían confianza ¿no?
   —Perdona —se disculpó el joven—. Supongo que me he puesto nervioso al verte.
   —Eso es mentira y lo sabes —le señaló con el dedo, de manera acusatoria, pero sin borrar la sonrisa.
    Ambos se quedaron mirándose, como si se estuvieran comunicando telepáticamente.
   — ¿Sabes? Ya que nos hemos reencontrado, vamos a celebrarlo —Phil sacó el tequila y dos vasos pequeños.
    Comenzó a preparar la bebida, pasándoselo después a la chica, que miró el vaso antes de mirarle a él.
   —Por nuestro reencuentro —levantó Phil el vaso.
   —Por nuestro reencuentro —MC le imitó.
    Se lo bebieron de un trago, haciendo un sonido de garganta. Aunque era poco, ardía en la garganta.
   —Y bien —continuó Phil, volviendo a incorporarse sobre la barra— ¿Ahora te vas a dedicar a buscar personas desaparecidas? Pensaba que tu sueño era ser actriz y alejarte de este pueblecito tan pintoresco.
   —Y algunos pequeños papeles tengo —puso mala cara—, en la televisión... Como extra...
   —Pobre de tus sueños.
   —Pero no me rindo —se puso otra copa de tequila y bebió de un trago—. Dios, lo necesitaba...
    No dejaba de mirarla. Recordando el dolor de cuando se tuvieron que despedir.

Quizás fue por despecho o porque inconscientemente buscaba en todas las chicas con las que ligaba a MC.
Se fijó en sus labios, recordando el último beso que se dieron. Quería recordar cómo era volver a besarla ¿sería igual de pasional? Todos los recuerdos estaban viniendo de nuevo, los momentos a solas.
   — ¿Qué pasa? —preguntó MC, con una risa.
   —Estaba pensando —Phil se aproximó a ella, colocando su mano debajo de la barbilla de la chica— ¿Por qué no recordamos los viejos tiempos?
    Fueron aproximándose el uno al otro, sus labios estaban cerca. Pero MC fue lista y lo evitó, aproximándose a su ojera.
   —Como he dicho —comenzó a susurrar MC—, no puedes empezar así una conversación después de diez años.
    Y él pensaba que era el único en saber cómo poner a las chicas nerviosas. MC estaba consiguiendo cambiar las tornas, ahora, ella mandaba.
El tacto de su mano recorriendo su brazo le hizo sentir escalofríos. Conforme se iba separando despacio, mantuvo la vista en sus ojos tentadores. Se había quedado sin aire al verla. Más que antes quería besarla.
   —Parece ser —la joven sonrió con malicia— que soy capaz de dominarte.
    Phil se rió, tomando otra copa de tequila.

La gente y la música inundaban el ambiente pero solo la escuchaba a ella. Su voz le hacía controlarse ahora.
   —Lo hago porque te respeto, preciosa —le respondió, controlándose al verla con esa sonrisa tan provocadora.
   —Muy bien entonces —MC llevó su mano a la cara de Phil, sus uñas rojas resaltaban con la piel blanca del chico—, tienes que aprender a ser un buen chico, Phil, no tienes que precipitarte tan pronto.
    Phil maldijo en su mente todo por lo que estaba pasando. Por respeto a MC, se estaba controlando. Por alguien a quien había querido y admirado en el pasado y aún seguía haciéndolo nada más entrar en su bar lo recordó.
Se la estaba imaginando sin ropa ¿se ofendería si se lo dijera? Se mordió el labio mirándola de arriba abajo. MC se rió.
   — ¿No me estás torturando demasiado? —Le preguntó Phil— Nos conocemos demasiado bien como para que me hagas esto, MC, ¿no te duele hacerme esto?
   —No, la verdad es que no —se rió con un poco de malicia—. Pero yo te diré cuando puedes besarme ¿de acuerdo?
    Phil sonrió. Entonces sí que quería lo mismo que él.
   — ¿Y cuánto tengo que esperar a por eso? —le preguntó, pasando un dedo por el cuello de la chica, bajando hasta el escote.
   —Cuando dejes de intentar llevarme a tu terreno como haces con las otras chicas.
   —Me ofendes si piensas que no te voy a tratar como las otras chicas —se aproximó a ella, rozando sus labios por su cuello y subiendo a su cara.
   — ¿Acaso no es lo que estás haciendo ahora? —Susurró MC, inclinándose hacia un lado, invitándole a continuar— ¿No te da miedo que se pongan celosas y vengan a por ti?
   —Esto no lo hago a la primera con las chicas—dejó pequeños besos por el cuello de la chica y vio que su piel se empezaba a poner de gallina. Lo estaba disfrutando—. Y si te soy sincero—pasó su mano por detrás de la nuca de la joven, mirándola a los ojos—, en estos momentos, me da igual de que nos miren ahora.
    MC sonrió, aproximándose a sus labios.
Phil lo tomó como que podía besarla, pero se sorprendió porque de nuevo ella tomó la iniciativa, mordiéndole el labio y jugando con su lengua.

Cuando se separaron, tomaron aire desesperadamente. Una pequeña risa salió de los labios de MC que a Phil le gustó.
   — ¿Puedes dejarle el mando del bar a alguno de tus empleados? —preguntó, susurrándole al oído.
   —Dame tan solo un minuto y nos vamos a mi casa.
   —Perfecto.
    Tendrían que tener más reencuentros como este.

Duskwood Colecciones de OneshotsWhere stories live. Discover now