Capítulo I

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ADVERTENCIA: Este capítulo contiene elementos maduros. Se aconseja la discreción de los lectores.

Junio, una pintura del paraíso en Jiangnan.

En el Lago del Oeste de Hangzhou, uno de los lugares más prósperos de la ciudad, los barcos se desplazan de un lado a otro, y el sonido de la seda y el bambú se esparcía por todo el lago con la brisa. Era como si la fragante brisa embriagara a los visitantes.

Pero hoy, el lugar al que miran hoy la mayoría de los apresurados visitantes no eran los racimos de lotos y lirios que se mecían suavemente como hadas dentro del lago. Más bien, hoy toda la atención estaba puesta en un joven y elegante erudito vestido con una túnica blanca, de pie en la proa del barco.

Iba vestido con una túnica confuciana blanca, y había una cualidad de gracia indescriptiblemente romántica en su figura. Llevaba el pelo hasta la cintura sin atar y sin recortar, y sus ropas se agitaban al viento, un gesto inagotable de gracia y elegancia. Era como un inmortal descendido de los cielos. Los plebeyos en los barcos que pasaban lo miraban boquiabiertos.

Sin embargo, estaba tan impasible como si estuviera acostumbrado a ser el centro de atención, habló con el chico que estaba detrás de él con una facilidad imperturbable.

"Debo decir, Xiao Yue, la técnica de balanceo de pasos que me enseño el Maestro es realmente poderosa— mira, he estado parado en la proa de este barco durante media hora y ni siquiera he tambaleado."

Aparentemente orgulloso de sí mismo, miró hacia atrás y sonrió suavemente al joven....

Durante un tiempo, incluso el Lago del Oeste, que era comparable al país de las maravillas, fue eclipsado por él....

"¡Waah!.,.." Sonrió sin relevancia, pero escuchó una exclamación desde el barco de al lado.

Resultó que un hombre gordo se había caído accidentalmente al agua por querer ver la belleza del barco que se acercaba, lo que provocó una buena carcajada de todos los que estaban alrededor.

"Hoy por fin he comprendido por qué el Emperador Han le dio tierras y riquezas a su concubino masculino. Así que los hombres cautivadores, capaces de corromper ciudades y causar la caída de reinos enteros realmente existen." Un hombre vestido de erudito exclamó en voz baja a su compañero.

Pero una mirada mordaz lo asustó y lo hizo callar.

"¡Cómo te atreves!" Antes de que pudiera ver de dónde provenía la voz, una sombra verde ya se había elevado en el cielo.

En un instante, el cabello recogido en un moño en la parte superior de la cabeza del erudito había desaparecido, y cuando giró la cabeza, vio que su cabello estaba colgando en las manos del joven y atractivo guardia llamado Xiao Yue.

"¡Ahhh!" La multitud chilló y ya nadie se atrevió a hablar del encanto del hombre.

Con un movimiento de su manga, el hermoso hombre dijo: "Xiao Yue, vuelve al barco— deshazte de esa cosa asquerosa cuanto antes—"

En cuanto las palabras salieron de su boca, su silueta ya no estaba en la proa del barco, sino que había regresado a la cabina en un instante.

Arrojando el moño de cabello al agua, Xiao Yue miró a su alrededor de forma amenazante hasta que el entorno quedó en silencio, y entonces entró en la cabina con una expresión fría.

"Ah..." Al ver que no había más hombres hermosos que ver, la multitud dejó escapar un suspiró de decepción. Sólo pudieron observar cómo el barco iba río abajo a una velocidad impresionante.

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