Capítulo 04: Lágrimas.

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𝗗𝗼𝘀 𝗺𝗲𝘀𝗲𝘀 𝗱𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀

El orfanato Sunshine, ubicado en Gangsang, un pueblito de Pulsan recibía en su recepción a Lisa y Jennie, que iban a solicitar una respuesta que les habían prometido hace dos meses y poco más, la encargada de todo se mantuvo callada sin decir algo, ignorándolas.

Jennie veía con ilusión a través de una ventana enorme a distintos niños jugar en el jardín trasero, todos reían mientras jugaban con otros más grandes, más al fondo se veían chicos tímidos que se escondían, quería ir y conocerlos, hablarles y jugar pero no podía sin una autorización, tras sus espaldas estaba Lisa, soltando un suspiro impaciente por lo que fueran a responderles, su dedo pulgar recibiendo esos pequeños tactos de ansiedad, Jennie se dió cuenta y envolvió su mano para regalarle una inestable sonrisa que luchaba por verse tranquila.

Un sentimiento mutuo que deseaban transmitirse fuera cual fuera la respuesta.

Después de unos minutos la directora salió con un documento donde estaban sus pruebas así como algunas sesiones con psicólogos, ambas de levantaron con inquietud, pero la dura expresión de la mujer llena de indignación les bajó un porcentaje de esperanza y aún más, cuando recibieron los papeles en sus manos sin señales de ser revisados antes.

- Dada la situación en la que se encuentran, hemos decidido negarlo, los horarios no coinciden y los sueldos tampoco, agregando que ella tiene un trastorno.

- Mi esposa ha estado yendo a terapia hace más de un año y está saliendo adelante, puedo decir que está por darse de alta.

- Nuestros sueldos también son estables, eso nunca ha sido negado, directora Jung - Respondió Lisa viendo a la mujer con cierto recelo.

La expresión le cambió a una más dura, diciendo justamente las palabras que ningún otro orfanato había dicho antes inventando otras excusas como el sueldo.
- Esos niños esperan a un papá y a una mamá, recibir las protecciones y felicitaciones de 𝘂𝗻 padre y los besos de 𝘂𝗻𝗮 madre, deben entender eso señoras, dos mujeres no pueden hacerse cargo. Tengan una feliz tarde.-

Jennie titubeó para no llorar y Lisa apretó las manos, ambas quedándose un tiempo en recepción totalmente atónitas, retirándose luego del edificio. ¿Deberían finalmente rendirse? Quizá romper su sueño donde se veían con un pequeño disfrutando de las tardes de películas, viernes de pizza y domingos de pereza.

- Lili...

- ¿Sí, cariño?

- Quiero ir a casa, por favor.

Repentinamente el cielo fue formando grandes nubes cargadas, el sol oculto entre ellas dejó el día agradable en uno nublado que comenzaría con una llovizna suave para terminar en grandes cántaros de agua. Jennie se disponía a recostar su cabeza en la ventanilla, jalando una manta de atrás para taparse. Recorrieron las carreteras en total silencio porque ninguna quería decir algo, la música ligera se reproducia en su auto desde la playlist de Lisa, la que escuchaban cuando estaban tristes pero no tenían fuerza para consolarse. Afortunadamente estaban por llegar a su departamento, el día parecía imitar el estado de la castaña, pero momentos antes de cruzar la siguiente calle los ojos de Jennie se extendieron y sin pensar demasiado jaló un paraguas de la guantera y salió del auto, asustando a su esposa que comenzó a gritarle que se detuviera pues aún estaban en la carretera.

En la banqueta, cubierta por una bolsa, descalza y jalando otra bolsa más, una pequeña pelinegra estaba empapada de agua, tiritando hasta más no poder, caminaba con dolor y pues su pierna estaba lastimada y no podía correr, se asustó cuando una sombra apareció frente a ella y el agua del cielo dejó de mojarla, con cuidado levantó la cabecita para encontrase con la señora buena que le dió comida.

we are jaune ᥫ᭡ | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora