Capítulo 19: La luciérnaga perdida.

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Cada mañana en la que Jennie despertaba iba a la habitación de Rosie, se tomaba unos  segundos para apreciar la tranquilidad con la que la menor dormía, en esos momentos se acordaba que tenía una llamada por hacer y reportar lo que sucedía, pero cuando aquellos ojitos brillantes se abrían y le regalaban a ella su primera sonrisa del día olvidaba todo y se aferraba a su gran deseo egoísta de ser una familia.

Había tomado un taxi hacia la comisaría en la que estaba Lisa junto al abogado, cuestionándose en el viaje si había hecho lo correcto en ignorar aquello y que su deseo de ser madres se entrometiera.

¿Debió haber llamado luego de alimentarla? Probablemente sí y así habría evitado que se clavara tan profundo en su corazón como para considerarla familia.

Sin darse cuenta su vista se nubló debido a las lágrimas que el pensamiento de no haber vivido aquello no existiera, de que todo lo vivido de ellas con Rosie no hubiera pasado jamás, un sentimiento amargo llegó hasta su estómago.

Por suerte ya había llegado a la comisaría y bajo inmediatamente del auto. Entró a pasos rápidos, dándole sus datos a los oficiales, emprendiendo una cartera hasta que detuvo cuando llegó a los pasillos y vió a su esposa sentada en una banca apoyándose en la pared, conforme iba avanzando podía ver sus ojos hinchados y su expresión decaída.

-Lisa.

-Jennie- La voz de la rubia sonaba rasposa y bastante baja, la mayor apenas la había escuchado.

Se acercó hasta sentarse en aquel banco a su lado, sosteniendo sus manos cual frías se encontraban y notando también pequeñas heridas en sus dedos pulgares que la alarmaron unos segundos.

-Dije que te esperaríamos en casa con una deliciosa comida.

-Lisa.

-Pero dejé que se la llevaran, dejé que nos la arrebataran.

-Lisa, por favor.

-Lo siento, lo siento, lo siento tanto.- Dijo manteniendo su mirada en el suelo, perdiendo su voz entre inentendibles balbuceos en el hombro de Jennie cuando esta la abrazó.

Jennie se dedicó a eso, a abrazarla y no soltarla, pesando su mano por su espalda como apoyo, susurrando en su oído palabras dulces para tranquilizarla.

-No es tu culpa, no lo es.

"Es mía, tu madre tuvo razón al haber dicho que solo era una buena para nada, una inútil y una maldita suicida" quiso decir eso, pero fueron unos pensamientos que solo quedaron ahí, Jennie no merecía esto y lo guardó para si misma, ya se atormentaría más tarde. Aunque lo que no sabía es que Jennie también se culpaba, ella era la responsable al insistir con el tema del abogado.

Finalmente Lisa se calmó y levantó su rostro solo para encontrarse con el rostro de la castaña bañado en lágrimas, Jennie intentaba transmitirle tranquilidad cuando también estaba rompiéndose a pedazos.

Utilizando sus pulgares, limpió las lágrimas que resbalaban por las mejillas de mandu de su amada, teniendo cuidado y respirando profundo junto a ella porque ambas lo necesitaban.

-Vamos a calmarnos para conversar adecuadamente de lo que ocurrió, ¿de acuerdo, amor?

La rubia asintió incorporándose en su lugar para empezar desde el principio, pero justo en ese momento se dirigía hacia ellas el abogado con dos vasos con agua cual les entregó. Ambas agradecieron.

-El detective Kim quiere hacerle algunas preguntas, un interrogatorio mejor dicho, ¿ustedes creen que se encuentren en condiciones para ir? Podemos postergarlo.

-No, yo puedo responder perfectamente, no quiero esperar absolutamente nada- dijo Jennie.

-Yo también puedo, abogado Jung.

we are jaune ᥫ᭡ | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora