we are jaune ᥫ᭡ | Jenlisa

Capítulo 17: El algodón sonriente.

El clima por la mañana siempre solía ser frío desapareciendo cerca de las ocho treinta cuando el sol finalmente aparecía, pero eso no evitaba que la pequeña azabache fuera bien abrigada hasta verse como una bolita de tela que no podía cruzar sus brazos o abrazar algún peluche que había llevado.

Rosie se sentía atrapada pero calentita, aún más cuando ingresó al auto y Jennie la aseguró al medio de los asientos traseros para evitar algún accidente, a su lado había una mochila roja de Iron Man con cosas que ella había metido por selección propia y Jennie llevaba su propio bolso similar a un maletín con lo que creía necesario para ese día. Era una mujer precavida para cualquier situación aunque su esposa le dijera exagerada.

-Ya estamos listas así que en marcha.

-Vamos con amigo de camino lago- Le dijo con voz lenta a la figura de dinosaurio que sostenía en su manita.

-Eres muy inteligente Rosie, creí que habías olvidado lo que te dije anoche-

El auto ya había comenzado a andar, afortunadamente las calles no estaban tan pobladas como otros días.

-¡Rosis es entegente, Rosie sabe mucho!

-Lo eres, aunque estés aprendiendo todavía es grandioso que sepas muchas cosas, mientras crezcas y pasen los días sabrás más que ayer.

La pequeña no entendió lo que la castaña quiso decir pero no dijo nada y decidió perderse por un momento en su mundo imaginario; su dinosaurio podía volar aunque no tuviera alas y el fondo que se mostraba del despejado cielo por la ventanilla del auto servía mucho para su imaginación. Con un gran bostezo tapado por su pequeña mano, ladeo la cabeza dejando a su dinosaurio en un asiento, sacando de su mochila una mantita café para taparse.

Por momentos Jennie la observaba por el retrovisor, llenándose de ternura cuando la vio durmiendo con la mantita encima y una burbujita de saliva haciéndose grande y pequeña por cada respiro.

A pesar de la gran cantidad de autos que transcurrían a esa hora de la mañana no había tráfico, una que otra cola que avanzaba bastante bien pero nada que lo retrasara en la cita.

El abogado Jung le había dicho que la esperaba en su oficina y que solamente le diera a su secretaria su identificación para permitirle el paso.

A las nueve en punto, Jennie despertaba cuidadosamente a la pequeña azabache que parecía no querer hacerlo, mantenía su entrecejo fruncido y sus labios estaban abultados en un mohín.

-Abre los ojos Rosie, ya llegamos.

-Otro ratito, por favocito Nini.

-Esta vez no voy a caer ante tus encantos. Tienes que despertar, no queremos llegar tarde con mi amigo y hacerlo desesperar, tenemos que ser puntuales y cumplir.

La menor finalmente abrió sus ojos aún con el mohín en sus labios, Jennie le dio una sonrisa mientras le quitaba el cinturón de seguridad y guardaba la manta en la mochila. La bajó del auto y se aseguró de que todas las puertas estuvieran con llave, luego tomó de la mano a Rosie y caminaron juntas hacia el edificio.

-¿Qué hacemos aquí?

-Vengo a hablar con un amigo nuevo sobre cosas importantes que nos van a ayudar.

Llegaron a recepción donde un castaño de sonrisa agradable los recibió.

-Buenos días, tengo una cita con el abogado Jung Hoseok.

-Buenos días, puede subir al tercer piso y ahí se encontrará con su secretaria para confirmar.

-Muchas gracias- Con una reverencia caminaron directamente al ascensor. -Este es un ascensor Rosie, sube hacia los pisos altos pero no tienes que tener miedo, es divertido si te mantienes calmada.