Glimpse of us [Angstpril 2023]

17. Running away.

¡Hola mis bonitos lectores! Como les comenté este capítulo es muy domestico y tranquilo así que pueden leer relajados en ese sentido. Por primera vez en un evento eso sí me confundí con los promps y cache que dos palabras de enmedio me quedaron al final, así que no seguiré fielmente el orden, pero lo importante es que la historia quede lineal y con sentido.

Mil gracias por leer y espero que les guste~

Eiji escucha a Ash cantar mientras yacen acurrucados en su cama, es curioso, si bien nunca se profesó del tipo de persona necesitada de piel tiene hambre por los toques de su amante: toques por encima de sus costillas que traza con la punta de sus yemas, toques (que parecen más peleas) bajo su sábana de algodón, toques de su boca contra su flequillo curvado y rebelde, toques de sus manos justo ante su cintura, toques de su voz sobre su nariz, toques de su música a su corazón e inclusive el toque de los jades al colisionar con sus ojos y grabarse en una infinidad de emociones que aún le son inefables.

Eiji moriría por más de esos toques.

Muere y vive mucho más al acurrucarse debajo de su mentón cual conejito regalón mientras su lince juguetea con sus cabellos y le canta con una voz suave y especial.

Una voz solo para Eijis.

Tierna. Dulce. Devota.

Es esa voz por la que Bones tanta burla le hace. Es eso que los televidentes notaron. Por lo que nació el shippeo. Es esa voz que a Eiji le robó el corazón. Es esa voz que preocupa a Griff sobre la posibilidad de que le rompan el corazón. Es esa voz que delata debilidad. Pero Eiji no cree que esa vulnerabilidad lo haga débil, al contrario, cree que es esa fragilidad la que da cuenta del pequeño niño de Cape Cod que tanto quería cantar y que quizás Ash olvidó por la mierda de la empresa pero sigue ahí deseando poder cantar y mientras Ash no pierda esa voz, estarán bien.

—Si podemos encontrarnos, seguro también podemos perdernos. —Las notas van in crescendo bajo un deje de tristeza que hace que su corazón duela y recuerde la charla que tuvieron sobre leopardos.

Una vez me hablaste de un leopardo sobre el que leíste en un libro.

—Gracias a esta locura de enamorarnos.

Cómo creías que ese leopardo sabía que no podía regresar. Y yo te dije que no eras un leopardo, que tú podías cambiar tu destino.

No estás solo, Ash.

—Si en verdad estamos perdidos, no quiero ser encontrado. Acá muriendo solo.

Estoy a tu lado.

Mi alma siempre estará contigo.

—¿Qué? —Entonces Ash le pregunta puesto que ha notado la mirada clavada encima pero no puede evitarlo teniendo un novio tan guapo, ¿verdad? Y más considerando la sublime soledad en sus letras.