Capítulo 15. Duraznos

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Cuando Izuku regresaba a su habitación incluso su guardia Rody se burlaba de él, ahora estaba rojo, pero de la vergüenza.

Yuga, que había sido el único con suficiente consideración como para no reírse, se sentó a su lado.

—Ya te disculpaste, ya acabo todo, no vuelvas a hacerlo si no quieres algo más como esto.

El peli verde asintió.

—Ya no estés así, ¿quieres qué te traiga algo para comer?

—Si, quiero comer duraznos.

—Vaya que específico —rio esta vez —Bien, iré a ver si hay duraznos.

A la salida de Yuga, Neito y Denki se acercaron.

—Últimamente comes mucho durazno —señaló Denki.

—¿Qué puedo hacer? Se me antoja.

—Cuando estabas embarazado de Kai comías mucho melón —respondió Neito.

—Justo pensé lo mismo. Comías mucha fruta, pero siempre preferías el melón, ahora es lo mismo, pero con durazno.

Los tres quedaron en silencio un momento.

—No estarás embarazado ¿verdad?

Ambos miraron a Neito en silencio.

—Ve por la doctora.

Cuando Yuga llegó con una bandeja de duraznos bien lavados y pelados lo detuvieron en la entrada.

—La doctora está dentro —informó Rody —Me dijeron que no dejara pasar a nadie.

—¿La doctora? —Yuga tocó la puerta y sin esperar respuesta gritó —Soy Yuga, traigo el durazno.

Inmediatamente se escuchó la voz de Izuku diciendo "¡Pasa pasa!". Ambos sonrieron y Rody lo dejó entrar.

Izuku estaba recostado sobre su cama con una sábana en las rodillas mientras la doctora se lavaba, por un lado.

—¿Qué está ocurriendo?

—Ya lo verás —le respondió su hermano.

Izuku se puso en pie y miró a la doctora. La mujer se volteó y cinco omegas le devolvían la mirada, pues Ochaco ya había vuelto de dormir al príncipe, se detuvo un momento.

—¿Y bien? —la apresuró Denki.

Ella sonrió. —Felicidades, está embarazado.

Denki y Ochaco comenzaron a gritar de emoción, Izuku estaba de piedra mientras ambos lo abrazaban.

—Voy a avisar a la madre sultana —y tan rápido como llegó, Yuga se volvió a ir.

—¡Izuku es maravilloso! —felicito Neito —Debemos avisar a todo el mundo.

—Esto es malo.

—¿De qué hablas?

—Necesito ver al sultán, éste es mi segundo bebé Nei.

El rubio lo comprendió.

—No te asustes, seguro que podremos hacer algo.

—Tengo que ver al sultán, avisarle.

Pronto por el palacio había omegas corriendo por todos lados, Izuku buscó a Katsuki en sus aposentos, pero él no estaba ahí. Estaba asustado, si la madre sultana lo sabía primero seguro actuaría antes que el sultán se enterara. Corrió a esconderse.

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El Sultán (KatsuDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora