Después de ser raptado por los bárbaros y llevado al mercado de esclavos, Izuku se encuentra ahora sirviendo en el gran palacio del Sultán Bakugo. Perdido y desesperanzado, está dispuesto a hacer cualquier cosa por reencontrarse con su hermano y vol...
Me hace muy feliz todas las notificaciones que tengo cada que abro esta cuenta, muchas gracias a todos los que se han tomado el tiempo de leer, votar y comentar. Sin más por ahora disfruten... O no porque lo que sigue tal vez no sea muy feliz xD
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Pero Izuku no lo sabía, Denki no dijo nada. El peli verde solo sospechaba.
Denki había estado muy raro desde hace algún tiempo, no sabe decir con exactitud cuando pero debía llevar así al menos un par de meses o varios más. No estaba durante el ataque, no estaba durante el parto. ¿En qué momento?
El rubio evitó por todos los medios que ambos se quedaran a solas, sabía que Izuku preguntaría en cualquier momento y él no tenía la fuerza para decírselo, no todavía. Estaba seguro que Izuku no lo entregaría, pero, si él se enteraba y luego los descubrían podría traerle problemas al concubino.
-¿A qué le temes?
-Izuku ya no es un siervo del harem, se trata de la madre de un príncipe y ama al sultán, jamás lo había visto enamorado, pero puedo asegurarte que Izuku daría su vida por la de su majestad.
Había compartido con él en algún momento.
-No debes temerle a eso, Izuku es la persona más especial de su majestad, no se desquitará con él. Es más probable que nos corten la cabeza a nosotros primero.
Denki le sonrió sin mucha gracias. -Tu eres un muy mal bromista.
El alfa si se rio de su reacción. -No estaremos así por siempre, Denki, yo se lo diré a su majestad, estoy seguro que él me perdonará.
-Eso espero.
Denki era un siervo del harem, pertenecían a su majestad Katsuki desde el momento en que puso un pie en el palacio. Estaba estrictamente prohibido que tuviera contacto cercano con otros alfas que no fueran el sultán, era un delito.
El alfa que infringiera esta norma también recibía la pena de muerte por tomar propiedad del sultán.
Cohibido por el miedo no se atrevía a hablar, pero enamorado como estaba, seguía caminando al filo del precipicio esperando el momento en que su querido alfa lo alejara de él.
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Izuku desarrolló cierto gusto por los paseos al aire libre desde que Kai había nacido. Su último trimestre de embarazo fue en invierno por lo que no vio el exterior hasta que la nieve se derritió. Con el pequeño Kai dando sus primeros pasos al omega le gustaba sacar a pasear a su bebé al jardín a observar mariposas, a poco tiempo de cumplir un año ya hacia demasiado frio como para salir así que se volvió algo común ver al concubino y su cachorro pasearse por el palacio mientras el pequeño bebé practicaba.
Dentro del palacio no había peligro, su guardia, Rody y alguno de sus omegas lo acompañaban a todos lados, pero Izuku siempre se adelantaba. Fue en una de esas ocasiones en las que, sosteniendo a su pequeño bebé de sus manitas, se alejó hacia un ala donde nunca había nadie pero ese día sí. Izuku encontró a Imu, sin que lo viera él la siguió, curioso por saber qué hacía la rubia tan lejos del ala de Kokomi, ella se detuvo frente a la puerta de una sala privada y miró a un lado y luego al otro, seguido la vio entrar en la habitación pero no cerró la puerta.
