14. Indemnización.

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Dasha caminaba de un lado a otro en la sala de espera del hospital, su pequeño retoño tuvo una recaída que casi la manda al otro lado. Sus discusiones con Jedward estaban en otro nivel y posiblemente esos dos como padre e hija se llevarían pésimo porque compartían los mismos pensamientos.

Cuando ella nació, le hicieron una cirugía, cambiándole uno de los riñones por otro; algo que les ocultó a sus padres, pero en ese momento lo que parecía fallarle eran sus pulmones, eso la tenía peor que nunca.

Las horas fueron pasando, y ya no podía conocer nada de lo que estaba a su alrededor.

— Toma, bebe esto —Jedward le pasó un café—. ¿Te ha dicho algo?

— No, todavía la están atendiendo —se echó el cabello hacia atrás—. Si quieres puedes irte, mis padres deben venir en camino y me ayudarán con Jadiel y con todo...

— Ya estoy aquí, no me iré a ningún lado —decretó y ella asintió.

Se abrazó a sí misma, dando vueltas de un lado a otro en la sala de espera, dándose cuenta de que el tiempo pasaba y todavía no le decían nada de su hija. Se mordió el dedo pulgar, preguntándose si era buena idea decirle a Jedward que eran los padres de Jasha, pero lo más seguro es que él ya tenía esa espina...

— ¿Los familiares de la niña Jasha Richter? —preguntó un doctor, y ella caminó hacia dónde estaba.

— Soy su madre —respondió nerviosa—. ¿Cómo está?

— Venga conmigo, por favor —se hizo a un lado para que pasara, ya que había visto a Jadiel mirándolos—. Es para que el pequeño no escuche, ¿es su hijo?

— Sí —asintió, y lo siguió—. ¿Qué ocurre con ella?

— Tiene Blastoma pleuropulmonar —Dasha se llevó una mano al pecho—. Es un cáncer extraño que solo surge en niños menores de seis años, y ella tiene...

— Cinco... —su voz se perdió—. Ella siempre ha estado bien... hace dos años tuvo un trasplante de riñón y ahora esto...

— Lamentablemente, este tipo de enfermedad no se detecta hasta que está avanzada —le explicó con pesar—. Lo que sea que haya pasado para que su respiración comenzara a fallar, debe ser bueno, porque gracias a eso en cualquier momento ella podía perder la vida hasta durmiendo...

— ¿Hay algo que se pueda hacer?

— Si lo permite, podemos colocarla en la lista de trasplantes de pulmones —eso terminó por romperle el corazón—. Muy a nuestro pesar, es todo lo que podemos hacer por el momento.

— Entiendo... hágalo, por favor.

— En un momento le traerán el formulario para que lo llenen.

El doctor se marchó y ella tuvo que sostenerse de la pared más cercana antes de que su cuerpo cayera al piso y un sollozo escapa de su boca. Su pequeño retoño estaba muriéndose y ella a duras penas podía contener el llanto que salía de sus labios, su Jasha estaba pasando por la misma situación de hace dos años.

— Dasha —Jedward se sentó a su lado—. ¿Qué te dijo el doctor? ¿Qué te puso de ese modo?

— Ella tiene cáncer... —se llevó una mano a la boca—. Mi pequeño retoño tiene cáncer y todo es mi culpa, no la he cuidado como se debe y ahora le pasa esto.

— ¿No pueden hacerle una cirugía?

— No ahora, supuestamente estará en la lista de trasplantes —lo miró con súplica—. Dile a tu padre que la ayude, él conocer a muchas personas y podrá lograr que ella tenga ese pulmón y se salve...

Ámame otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora