21. Rídiculo y separación.

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Jedward se quedó mirándola de arriba hacia abajo; de manera que ese vestido le quedaba demasiado sensual para su propio bien y ni hablar de que ella lo notaba. En cuanto vio esas fotos en los tabloides y redes sociales; no pudo evitar tomar su auto y salir de su asfixiante casa para ir con la excusa de último momento de ver a sus hijos.

Tahir, al fin, lo veía en persona y entendía por qué razón se casarían, ese sujeto era muy guapo.

— ¿Es que no te piensas ir? —preguntó Dasha, rodeando el brazo de Tahir, de manera muy íntima—. Estás invadiendo nuestro espacio personal y los niños ya están adentro.

— Quiero hablar contigo sobre algo, pero veo que estás muy a gusto con ese sujeto —apuntó el gesto que ambos estaban haciendo—. ¿Sales y dejas a los niños solos...?

— Estaban con mis padres —Dasha frunció el ceño—. No le vi nada de malo salir con mi prometido, los niños están bien cuidados.

— Eres su madre...

— No estamos en la puta edad media para que yo tenga que quedarme en mi casa atendiendo a los niños todo el tiempo —masculló ofendida—. Mis padres se ofrecieron a quedarse con ellos y yo no dudé en aceptar la invitación de Tahir.

— No tienes por qué darle explicaciones a este sujeto si lo único que los tiene unidos son esos pequeños retoños —intervino Tahir—. Tampoco son horas de venir a ver a tus hijos —apuntó hacia la casa—. Podías hacerlo mañana...

— Yo no tengo por qué estar pidiendo permiso para venir a ver a mis hijos si sé...

— Cállense los dos —Dasha apretó el puente de su nariz exasperada—. Como dice Tahir, no tienes derecho a decirme nada del porqué salgo y con quién, eres un hombre casado —recalcó la última palabra—. Lo que haga con mi futuro esposo no es tu jodido problema y será mejor que te vayas de mi casa ahora, hablaremos luego de esto en el trabajo, porque los niños no se irán a dormir hasta que yo entré y tú te hayas largado a jugar la casita feliz con tu querida esposa.

— Necesito...

— ¿Es que no entiendes que quiere que te vayas? —Tahir se puso delante de Dasha, como si fuera un escudo al ver que él intentaba acercarse—. Ten un poco de dignidad, hacer este tipo de cosas con tus hijos cerca, solo crea conflictos que nadie quiere. Sobre todo, viniendo de un sujeto que está casado y que se dispuso a poner sobre cualquier cosa a su esposa en lugar de a sus hijos...

— Yo nunca hice eso, ¿por qué te metes en dónde no te llaman? —se puso delante de él como si fuera a golpearlo—. No me hagas reír...

— Ve a casa, amor —dijo Dasha, colocando una mano en el pecho de su prometido—. Estaré bien, hablaré con el padre de mis hijos, puedes estar tranquilo.

— ¿Segura que quieres que me vaya? —él despegó la vista de Jedward, para fijarla en ella—. No quiero dejarte sola con este sujeto que tiene cara de querer matar a medio mundo.

— Descuida, me haré cargo de todo —tomó su brazo, y lo alejó—. Es el padre de mis hijos, debe estar enojado porque ya sabes...

— Solo veo a un sujeto que está celoso y no se sabe comportar ante eso —Tahir rodeó su cintura, mirándolo de reojo—. Llámame cualquier cosa, tenemos que seguir hablando.

— Sí, eso haré —le dio un abrazo—. Te amo, eres el mejor.

— También te amo —le dio un beso en la mejilla, que cualquier persona pensaría que se estaban besando en los labios—. Recuerda llamarme.

— Escríbeme cuando llegues a casa y si tienes que decirle lo que está pasando...

— Créeme, lo entenderá.

Ámame otra vezTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang