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— ¿Qué dices? Vamos, te invito una cerveza, asesino.
Jeonghan suspiró y pasó los dedos por su cabello húmedo mientras miraba a Joshua.
— Ve a tomar una copa. —dijo Joshua en voz baja —. Prometo que estaré aquí cuando vuelvas.
— Muy bien... —le dijo a Dino —. dame un minuto.
— Sí, adelante. —Dino se sentó en el sofá, cogiendo su teléfono nuevamente.
Asegurándose que Dino no estaba mirando, hizo un gesto discreto a Joshua, que se levantó y lo siguió hasta el dormitorio. Jeonghan cerró la puerta tras ellos.
— Así que soy el único que puede verte. —susurró. Joshua se encogió de hombros.
— Eso parece.
Joshua tomó un par de bóxers de un cajón y se los puso debajo de su toalla — ¿Eso no te molesta?
Joshua se encogió de hombros —: No va a cambiar mi situación.
— Supongo que no. —Jeonghan abrió su armario y agarró al azar una percha con una camiseta.
— Jeonghan... —dijo Joshua en voz baja.
— ¿Hmm? —Estaba buscando un par de calcetines limpios.
— Siento haberte mantenido encerrado aquí.
— ¿Qué quieres decir? —Jeonghan frunció el ceño mientras se sentaba en el extremo de su cama para ponerse los calcetines.
— No haz salido de tu piso en toda la semana, haz pasado cada momento conmigo. Espero que no te sientas, de alguna manera, obligado a pasar cada segundo conmigo.
Jeonghan sonrió suavemente —: Joshua, honestamente, no soy sociable. Si estuve contigo toda la semana, fue porque era donde quería estar, ¿de acuerdo?
La sonrisa de Joshua, en respuesta, tenía un toque de duda, pero era agradable, era malditamente adorable —: Está bien.
Jeonghan sonrió —: Eres una buena compañía, Shua. Por no hablar de un sistema de alarma malditamente eficiente. —bromeó, haciendo reír a Joshua.
— Muy bien, pasa un buen rato.
Volvieron a la sala donde Dino seguía sentado escribiendo mensajes en su teléfono —: Déjame tomar mis llaves y la cartera.
