Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
— ¿Qué... Dónde...? —Su voz parecía desaparecer, y luchó contra el dolor que retrocedió sólo brevemente, a la espera de abalanzarse sobre él.
Sabía que esas pantuflas, eran de Joshua. El cuerpo de Joshua estaba en el hospital, en la morgue en un ala separada, un par de cientos de metros de distancia.
Su Joshua.
El terrible suplicio se sentía de repente cien por ciento más real. Tenía que verlo. Tenía que tocar su mano fría, sólo una vez.
— Jeonghan... —Miya preguntó en voz baja, la alarma se mostraba claramente en sus ojos —. ¿Qué diablos te pasa?
Tal vez no eran de Joshua, tal vez de alguien más...
— Nada yo... Yo sólo creí reconocerlas, creo que conocí a alguien que tenía un par similar.
Miya frunció el ceño —: ¿Pantuflas de conejito del cuarenta y siete y medio?
Oh, Dios mío.
— ¿Nombre? —preguntó, con voz temblorosa.
Miya le tocó el brazo —: Han, ¿qué anda mal?
— El nombre del paciente, Miya. —Preguntó de nuevo, con un toque más firme.
— Hong. Un señor Joshua Hong.
Todo el aire dejó sus pulmones. Lo encontraron. Oh, Joshua.
— Jeonghan, ¿qué está pasando? —Miya lo guió a la silla detrás del escritorio y le hizo sentarse, sacó una silla para mirarlo de frente y tomó sus manos entre las suyas —. Jeonghan, me estás asustando. Estás tan pálido como un fantasma.
Un ataque de risa histérica salió de él, y se tapó la boca con la mano y sacudió la cabeza. Tomó unas cuantas respiraciones profundas, tratando de recobrar la compostura —. ¿Dime? ¿Cómo fue qué... Qué pasó?
— ¿El paciente?
Jeonghan asintió —: Joshua Hong. —Se sentía bien decir finalmente su nombre en voz alta a otra persona —. Dime lo que pasó.
Miya se apartó el pelo detrás de la oreja y lo miró con preocupación —: Se alojaba en una pensión aquí en Seúl.
Lo último que recordaba Joshua era estar en el tren que viajaba a Seúl. Jeonghan no tenía manera de saber si Joshua logró llegar a un hotel, o si el accidente que le había matado sucedió antes. Era algo que Jeonghan reflexionaba constantemente.
