Día 21: Ángel caído

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-Ella solo te tortura y te utiliza- susurraba cerca de su oído al joven esclavo que se mantenía trabajando en el cultivo de su ama. Volaba gracias a mis alas, por lo que podía estar muy cerca del humano sin siquiera molestar en sus acciones. - Yo te consentiré todo el tiempo que quieras y jamás te golpearía~-Traté de acercarme a él, pero inmediatamente me evadió impidiendo mi toque.

-Aléjate de mí- Respondió de forma agresiva y soez, mientras que en su rostro una ira inconfundible me apuñalaba- Me meterás en problemas- regreso su mirada hacia su trabajo sin siquiera dejarme continuar.

Gruñí en lo bajo. Deseaba fervientemente a aquel humano desde que lo vi en aquella alejada granja de centauras. Amaba sus cabellos, sus ojos, su físico, su voz. Mi mente solo se cubría en pensamientos carnales con ese humano que me había cautivado. Al ser un ángel caído, estaba más que claro que quería, No, Necesitaba de un compañero que me fundiera entre sus brazos y me poseyera una y otra vez, por toda la eternidad en el pandemonio. Mi deseo se volvió aún más fuerte al sentir su dulce aroma y su caliente aliento que me gritaba una y otra vez que me alejara.

Pero no podría alejarme si él no viniera conmigo a gozar del paraíso eterno. Perdería la cabeza si me rindiera ante tal bello ejemplar bajado por los mismos dioses. Necesitaba de él. No importaba el costo.

Por desgracia, al ser una deidad corrompida, no podía dejarme ver por las otras chicas monstruos, ya que cundiría el pánico con mi presencia, y le pedirían a la reina arpía deshacerse de mí como fuera lugar. La única forma de llevarme al humano era con su consentimiento, y eso solo lo lograría convenciéndolo de unirse conmigo.

-¿Acaso te gusta trabajar tan duro como un esclavo? - Volví a insistirle -Es muy cansado estar sirviendo a esos traseros de caballo sin parar.

Una mirada fulminante se dirigió a mí.

-Te dije que me dejarás en paz, demonio - refunfuño mientras trataba de exhalar la mayor cantidad de aire posible.

-No soy un demonio - Aclaré - Soy un Ángel caído.

- ¿Cuál es la diferencia? - respondió sin importancia, alzando aquel pico con la intención de volver a clavarlo en el suelo. Pero en ese momento, lo detuve apoyándome en el objeto humano y dedicándole una cara coqueta.

-La diferencia es, que yo existo para satisfacer el deseo de los hombres, no para castigarlos.

Un rubor se formó en las mejillas del humano, quien inmediatamente solo el pico que cayó abruptamente al suelo, pero yo seguí flotando. Él retrocedió nervioso, pero yo le seguí el paso con una mirada deseosa, esperaba que pronto cayera a mis brazos y pudiéramos fundirnos en uno solo.

-Como dije antes, yo te consentiré hasta tus más bajos deseos si me lo permites.

-Aléjate de mí - él tropezó y cayó al suelo, pero no dejo de retroceder sin dejar de verme a los ojos.

-Yo solo quiero lo mejor para ti

-Tú solo quieres dañarme

-¿El placer es dañino? No tenía idea - Comente en una sonrisa ladina. Me acercaba cada vez más y más.

-Ustedes solo nos ven como objeto sexual, no harás más que exprimirme hasta la eternidad.

El sonido de unas pisadas aproximándose, nos alertaron. Tan rápido como escuche aquellas voces fastidiosas desaparecí, dejando al humano incrédulo sentado en el suelo.

-¿Otra vez estás descansando? -La voz de una centaura alertó al humano, quien inmediatamente se levantó del suelo y sonrió nervioso. - ¡Eres un humano incompetente e inútil!

El Dominio Del Imperio [Monster Girl Stories] [+18]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum