Día 23: Elfa oscura

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-Maldito sol- Repliqué sin vergüenza alguna mientras cubría mis ojos de aquellos molestos rayos brillantes. Realmente era molesto sentir cómo aquella bola de fuego gigante quemaba mi piel y ojos con su luminiscencia, no me dejaba cumplir mi misión. Pero no quedaba de otra, tenía que salir de mi bella y escondida aldea para poder cumplir con mi ciclo natural.

Recién había cumplido los 20 años, y para los de mi especie, a esa edad ya debo buscar mi camino y conseguir mis propias cosas.

Y eso incluye los juguetes humanos.

Tanto mi madre como mi padre me habían enseñado todo lo que necesitaba para sobrevivir durante este tiempo que este fuera de mi aldea, porque al cumplir esta edad, debo salir en busca de mi propio juguete, y con ello me refiero, a mi propio humano.

Las elfas oscuras somos muy territoriales, además de carecer de principios como ser nobles o caritativas, por lo que una elfa obtiene, es solo de ella. Inclusive tuve conflictos cuando mamá empezó a enseñarme los métodos para dominar humanos, ya que papá era el único humano que podía utilizar de práctica, ella se molestaba si lastimaba su juguete.

Era muy frustrante.

Por lo que ahora es momento de tener mi propio humano. Para mi propia diversión o para cuando quiera reproducirme ¿Qué más da?, al final siempre se doblegan.

Ya había conseguido un lugar alto y oscuro donde ocultarme mientras domino a mi víctima, ahora solo me falta mi víctima. Porque si, antes de que regrese a mi pueblo, él debe estar 100% a mi disposición, dócil y sumiso, esa es la regla. No queremos problemas con revueltas humanas en nuestra aldea. Ya luego me preocuparé de obligarlo a construir nuestra casa.

La aldea humana se encontraba cerca, por lo que solo debía esperar a que algún humano saliera de ese maldito campo de protección que habían conjurado quien sabe cómo. Malditos, eso no les salvará de nosotros. Llevaba unas horas, pero no me daré por vencida tan fácilmente.

La molesta tarde pronto descendía en el horizonte, y la luz del fuego de la aldea iluminaba las pequeñas chozas a la distancia. Fue cuando pude divisar a lo lejos como unas pequeñas luces se acercaban a la aldea. Eran seis humanos que parecían cargar varias canastas de frutos y unas antorchas con llamas flamantes junto con ellos.

Se habían descuidado y no se los iba a perdonar.

Era la oportunidad perfecta.

Descendí de mi escondite para acercarme más a ellos y cuando finalmente divise mis objetivos, hasta tuve oportunidad de escoger. Opté por el más fácil: El último de la fila.

Respire profundamente y me acerque con mucho cuidado. Cuando estaban casi al borde de la entrada a su aldea, con uno de mis trapos tape la boca de aquel humano, lo envolví con mi otro brazo, y lo jalé con brusquedad a lo profundo del bosque.

Sus cosas cayeron ruidosamente, y mis movimientos fueron tan rápidos que no le di tiempo de reaccionar al humano. Sus compañeros solo se dieron cuenta cuando escucharon las ramas sonar, y las hojas secas crujir por mis pasos apresurados por alejarme del lugar.

Lo último que pude divisar fue como los humanos se acercaban y sus luces brillantes rodeaban aquel cesto de frutas, apuntando con sus armas en varias direcciones del bosque. Se veían confundidos y preocupados. Descuiden, cuidaré bien de él.

Seguía arrastrando al humano hacia mi escondite, mientras que él comenzó a forcejear intensamente, causándome que me desequilibrará y me chocará contra varios árboles.

-¡Ya para de luchar!- susurre maldiciendo en lo bajo. La noche era peligrosa, ya que no era el único monstruo que salía a cazar a esas horas oscuras. Sus forcejeos no pararon, hasta que sentí cómo logró zafar el agar que tenía obstruida su boca.

El Dominio Del Imperio [Monster Girl Stories] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora