Día 4: Cervitaura

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Adora verme bailar...

O al menos eso dice...

Siempre me dice que vistiera ropa atractiva antes de subir al pequeño escenario que ella me había armado. Ella siempre me dice que tengo un cuerpo que la enloquece.

Mi función no es darle semen, o alimentarla dándole otra energía. Es solo bailar eróticamente, y solamente para ella.

A pesar ser una noble cervatilla, hay veces que llega a casa con un terrible humor. Y me obliga a bailar para ella, diciéndome que solo eso la distraía de sus problemas.

Siempre me ha gustado bailar, no tengo un cuerpo de modelo, pero siento que mi cabello rubio y mis ojos claros color miel, provocan que brille más a pesar de las llamativas ropas que he usado.

Solo un par de veces he tenido relaciones con las chicas monstruo. Y no han sido nada agradables, pues en ambas ocasiones me han obligado a hacerlo.

Mi nueva dueña es un poco más tranquila. Diría yo, que es muy dominante a pesar de que parece lo contrario. Siempre tengo que hacer lo que ella manda, y más aún cuando se trata de bailar. A pesar de que detesto la cadena que rodea mi tobillo, puedo hacer lo que más me gusta y eso me anima un poco. Lo mejor es que no me ha obligado a tener relaciones con ella, solo me manda a bailar mientras ella observa cada parte de mí. A veces es un poco incómodo, pero solo cierro los ojos y la ignoro. Así es más fácil.

Hoy decidí confeccionar mi propio atuendo para cuando ella me vea. Sé que suena un poco gay, pero aunque sea hombre sé hacerlo, pues me gusta usar la ropa que yo mismo hago. Me entretiene de la realidad que me atormenta.

Un estruendoso sonido de azote de una puerta me sacó de mi labor.

—¡Ya llegué!- escuché como unos pasos aumentaban en dirección a mi habitación - ¿dónde andas sol?

Sol ha sido el sobrenombre que mi ama me puso, una vez mencionó que el que me llamase esclavo, se le hacía cruel. La puerta de mi habitación se abrió y un suspiro salió de sus labios.

—Sol, Quiero ver mover, esas hermosas caderas... ¿Puedes? - si mencionar más ella salió de mi habitación.

Trague un poco de saliva mientras los nervios se apoderaban de mí. El que haya soltado un suspiro quiere decir que tuvo un día muy agitado, y usualmente eso la hace muy estricta con lo que ve. Y si no hago bien mi labor, ella puede encerrarme hasta que la convenza de lo contrario. Ha sucedido que me ha dejado días enteros sin comer, solo porque no la complacía visualmente.

Rápidamente, me cambié de ropa a la reciente que había hecho, una oscura delgada, y busque entre mis casetes algo que realmente fuera atractivo. Pensé correcto en poner una música tranquila de jazz, perfecta para bailar muy sensual, y sin pensarlo dos veces la coloqué en la vieja casetera.

La música empezó a sonar, y aceché fuera de los telones, me sorprendió ver a mi ama sentada tranquilamente en el único sillón frente al pequeño escenario, bebiendo un poco de -lo que parecía- vino de una delgada copa de cristal, se notaba que ansiaba el show.

Salí dando grandes pasos lentos y tratando de ser lo más sensual posible. Intenté disimular mi expresión de miedo, por una de erotismo, lentamente movía mis caderas al compás de la música que se escuchaba. Conforme la música sonaba, lentamente pasaba las manos por mi cuerpo. Tomé el tubo que estaba en el centro del escenario con ambas manos y comencé a frotar mi cuerpo contra él, empecé a simular embestidas contra este sin pegarme mucho.

Comencé a concentrarme tanto en lo que hacía que no note que poco a poco un bulto se formaba entre mis piernas, por el éxtasis del momento y la concentración poco natural que ejercía. Continúe de la misma forma hasta que la música terminó. Jamás había sentido que el tiempo se había ralentizado hasta esta vez. Di unos pasos hacia adelante y me incliné ante mi única audiencia presente, tenía un terrible miedo por lo que diría. Sentí que hice un asco de baile.

El Dominio Del Imperio [Monster Girl Stories] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora