Día 20: Tigresa

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Corría lo más rápido que podía. No importaba que tan cansado estaba, solo debía huir de aquella tigresa que me perseguía. Una completa amenaza.

Trataba de evadir todas las ramas y arbustos de los árboles mientras corría, A pesar de escuchar a los rugidos con más fuerza a cada metro que corría.

Sabía que no saldría de esta hasta llegar a la casa de mi ama, sabía que mi dueña me mataría si me dejaba dominar por la felina que me quería poseer. Tenía que dar todo, aunque esta pelea ya estaba perdida.

En la profunda oscuridad del bosque me interné, pero ya no podía más. No sentía mis piernas por el excesivo ejercicio. Así que me escondí en el primer arbusto frondoso que encontré.

Trate de contener mis jadeos de cansancio sin éxito, mientras escuchaba los pasos apresurados de mi atacante.

-Sé que estás por aquí, chiquillo. - Dijo ella en lo bajo.

Escuchaba como ella caminaba lento entre los árboles del bosque, tratando de encontrarme. Cubrí mi boca para evitar ser escuchado.

-Ya te divertiste, me toca a mí divertirme. -volvió a decir mientras escuchaba como exhalaba profundo, Supongo yo que tratando de olfatear y encontrarme.

-Por-por favor- susurré con la esperanza que de que si apiadará de mí – Tengo ama y me matará.

-No lo hará – Escuche como sus pasos se acercaban hacia mí. –No lo hará porque te quedarás conmigo.

Ella dio un enorme salto aterrizando en mi escondite y tratando de agarrarme, pero como pude, me logre zafar de dicho ataque y trate de correr de nuevo.

Sin embargo, ella me tomó de mi tobillo izquierdo con fuerza y clavándome sus afiladas garras.

Gemí de dolor.

-No te irás si mi, chiquillo. – gruño satisfecha.

Intenté patearla con mi pierna contraria, pero de nuevo fui detenido por aquellas afiladas garras que se metía en mi carne sin piedad. Poco a poco era jalado hacia ella, hasta que su pelvis quedo sobre mis caderas y sostuvo mis muñecas con la misma fuerza que con mis tobillos.

Trate de forcejear en vano, su agarre era firme y me tenía sometido estratégicamente.

La miré directamente a los ojos y me asiste al ver un par de orbes castaños con las pupilas dilatadas y una mirada de deseo.

No me dejaría ir sin satisfacerla, eso era claro.

- ¿No entiendes que cuando una hembra está en celo tienes que corresponderle? - Gruñó enfadada, inclinándose a morderme los labios.

Me mordía sin piedad. Podía sentir como sus afilados colmillos cortaban la sensible piel de mis labios, mientras que me forzaba a mantener la boca abierta al meter su áspera lengua en mi cavidad bucal. Por más que intentará zafarme de aquel beso tortuoso, me obligaba a mantenerle.

Se separó ante la falta de aliento.

-Por-por favor, madame –Suplique con lágrimas en mis ojos ante el dolor de sus mordidas y garras.

Ella accedió a mi petición liberando el agarre de mis muñecas, cosa que me sorprendió a pesar de que ella se mantenía seria. Inmediatamente, ella arrancó mis ropas con brusquedad y volvió a inclinarse a besarme, mientras ella comenzaba a desvestirse también.

Trataba de empujarla sin éxito alguno, no podía contra su increíble fuerza, y aquellos gruñidos bajos solo me ponían más nerviosos. Los besos hicieron inevitable la reacción natural de mi cuerpo, y mi pene poco a poco se endurecía ante los movimientos suaves de las caderas contrarias.

El Dominio Del Imperio [Monster Girl Stories] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora