Día 18: Lamia

481 27 1
                                    


Nacer y ser vendido a una granja para lamias, era lo mejor que te podía pasar en la vida. O al menos, para este reino, para un humano, para un esclavo, sufrirías menos si eres acogido por una lamia.

¿Sabías que las lamias entran en hibernación durante las épocas de frío? Básicamente, es estar sin una monstruo por un tiempo que te quiera exprimir, matar, o devorar. Un techo, comida ilimitada, y tu única preocupación es cuidar que aquella monstruo no se muera debido al frío excesivo. Eso, y su tranquilo carácter y su enorme paciencia hacia los demás. Lo único que aborrecía era convivir en un harem con otros hombres, pero supongo que es un precio justo que he de pagar.

 Desde que tengo memoria, he sido criado y entrenado para ser acogido por una lamia, Es un entrenamiento riguroso, claro, pero me sentía tranquilo de mi suerte, ya que los demás esclavos me lo han dicho una y mil veces lo afortunado que me ha sido. Y todo por mis bellos ojos claros con los que había nacido.

-¡Hey, tú! - Grito la chica ratona sacándome de mis pensamientos -... humano 327...- Ahora si me está hablando a mí -... Mueve tu existencia aquí. 

Cumplí con lo dicho, y rápidamente me acerqué a ella, parándome justo enfrente de la reja donde podría verme.

-Me gusta...- Comentó otra chica ratona de la cual no había notado su presencia. -Es alto pelirrojo, tez clara, ojos claros... ¿Es de buen tamaño? - Le pregunto a mi "dueña" refiriéndose a aquella parte de la cual todas las monstruos estaban interesadas. 

-Por supuesto, garantía de satisfacción...- 

No pude evitar ruborizarme. 

-Está bien, me lo llevo, mi ama estará complacida- Chirrío en lo bajo mientras le daba una bolsa de oro a mi dueña.

Las chicas ratones son sirvientas de las amas lamias, ellas se encargan del orden y limpieza de las cuevas de las lamias. Sobre todo, se encargan de la supervisión de los esclavos. A cambio de eso, las lamias, protegen y proveen a las chicas ratones. Es una clase de simbiosis o algo así recuerdo de mi clase. Lo importante es que debo respeto a ellas tanto como a las lamias.

El trámite de mi compra fue rápido, por lo que note, firmaron papeles, me sacaron de mi celda, limpiaron y vistieron mejor de lo que estaba y de ahí mi cadena paso a manos de la ratona que me había comprado. Subimos rápido a un carruaje tirado de una centaura.

-Sé amable, sé cordial, sé sumiso.- Comenzó a decirme la ratona mientras revisaba mi cabeza rigurosamente, como si buscase piojos en mi cabeza... -No dejes de llamarle como "ama", No olvides siempre ser servicial, satisfácela en todo y nunca te quejes. No quiero problemas, No quiero que causes problemas ¿Escuchaste?

-Sí, mi ama- Respondí de forma suave. 

-Yo soy tu jefa, no tu ama. Tu ama es la lamia Dizzy, a ella le debes responder con "si mi ama", ya que ahora eres propiedad de ella y solo a ella te debes entregar ¿Entendiste?...

-Sí, jefa. - Me corregí.

-No hagas nada estúpido, ni con ella, ni con nosotras, y tampoco hagas algo que nos haga enfurecer, solo obedécela, si ella te pide hacer algo, hazlo de inmediato...

El carruaje se detuvo.

-Llegamos. -Una mirada desafiante se posó en mí- No toleraré errores humano, aquí eres un objeto y solo sirves para complacer a mi ama Dizzy.

-Sí, jefa. - Respondí un poco nervioso.

Bajamos del carruaje y la ratona le pago a la centaura.

Solo veía un montón de árboles enormes por todos lados. Era claro que estábamos en un bosque. La ratona jaló mi cadena sacándome de mis pensamientos. Comenzamos a caminar hacia una dirección. Ella seguía diciéndome instrucciones que ya sabía una y otra vez, mientras caminaba jalándome un poco la cadena para qué le prestará atención. Algo que era inevitable.

El Dominio Del Imperio [Monster Girl Stories] [+18]Where stories live. Discover now