Día 25: Rayo de esperanza

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—¿Estás seguro de que estará aquí?— masculló —Es un demasiado barato y poco cuidado-

—Es el último burdel de la ciudadela— Susurró el humano a su lado.

La dragona suspiró. Su compañero tenía razón.

Habían pasado varios días buscando en todos los burdeles de la ciudadela arpía y en ninguno había tenido éxito al buscar su objetivo. El último establecimiento se encontraba frente a ellos: Una casa de lamias ambiciosas que prostituyen humanos para su beneficio. El demonio infernal tragó en seco, pues le quedaban dudas de lo que estaban por hacer.

—¿Y si no acepta?— Preguntó hacia el joven pelinegro que lo acompañaba.

El humano la miró por breves instantes y después de sonreírle tenuemente, cubrió su cabeza con su capucha e inclino la cabeza dispuesta a seguirla.

—Lo haremos, con o sin él.

La juventud se había disuelto con el tiempo, y ahora, con sus 48 años, se le dificultó respirar debido a la incómoda posición en la que se encontraba

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La juventud se había disuelto con el tiempo, y ahora, con sus 48 años, se le dificultó respirar debido a la incómoda posición en la que se encontraba. Amarrado de sus muñecas por las extremidades ajenas, no pudo evitar luchar un poco al sentir las bruscas mordidas y los feroces rasguños del demonio que lo sometía bruscamente.

—¡A-agh! ¡E-Espera!— Apenas podía articular palabras —¡M-me lastimas!-

—¿Te atreves a ordenarme? Maldito, te enseñaré— La voz femenina sonó retadora ante las palabras del humano castaño.

Las íncubos siempre son de actitudes más dominantes, fuertes y de mayores complexiones a las de su contraparte más femeninas. La demonio le penetraba ferozmente mientras con su magia había invocado unos tentáculos que sometieron al humano totalmente. Aquellas extremidades extra apretaron su agarré haciendo gemir de dolor al humano castaño. No permitiría que le faltaran al respeto y mucho menos, por un débil humano. Aumentó sus embestidas profundas, sin importarle el dolor que pudiese causar en el cuerpo contrario.

Empujo las piernas humanas con fuerza hacia el pecho de su portador, causando un sonoro gritó que fue rápidamente callado por unos labios hambrientos que devoraron con lujuria la pequeña cavidad.

Kobu solo pudo quejarse a lo bajo, ante el castigo por el malentendido que comprendió la demonio. Mordió con fuerza su labio inferior haciéndole sangrar, quería evitar más gemidos que le dolieran en el nulo orgullo que podía sostener, siéndole imposible callarse ante la brusquedad de la íncubo que le penetraba con fuerza el orto. Aunque le doliera, era mejor ser lastimado en su orgullo, que ese dolor causado por las perversas acciones en su parte baje. La demonio solo degustó deseosa el sabor ferroso en la boca del humano, liberando su abertura bucal con la intención de escucharlo más tiempo.

El castaño trató de retener sus sonidos, pero la infernal gruñó al notarlo. Con sus tentáculos, apretó las mejillas del humano, obligándole a abrir la boca.

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⏰ Última actualización: Jul 08, 2023 ⏰

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