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El peli-menta se giró en su cama por décima vez consecutiva. Hace unos minutos que se había acostado para poder tomar su tan preciada siesta, pero la imagen de Jimin y Hoseok solos y en una habitación, se le revolvía el estómago.

Sabía de antemano que Hoseok haría de todo por molestarlo, porque sabía que Yoongi jamás le había llamado tanto la atención alguien solo de vista. Y es que... El omega era todo un adonis, desde los pies hasta el último cabello de su cabeza. Yoongi no sabía si solo era algún tipo de obsesión por el aspecto de Jimin, o eran los ojos de este lo que lo llamaban a querer conocer todo del chico, aunque su sonrisa era lo que más le encantaba.

—Creo que el amor a primera vista si existe —susurró cansado. Puso su mano sobre su frente y bufó molesto, para luego levantarse—. ¡Al diablo con la siesta! —Se encaminó hacia la salida de la habitación.

Omega, mío. Quiero omega.

Su lobo estaba más eufórico que nunca.

—No es nuestro omega.

Pronto lo será. Quiero cachorros.

—No, no, nada de cachorros. Al menos no todavía.

Dije que quiero cachorros.

—Y yo te dije que todavía no.

Haré que su celo se adelante.

Yoongi bufó para su lobo. Había ocasiones en las que deseaba ser un simple beta, ya que era algo tedioso escuchar como tu lobo hacía berrinches.

Su lobo siguió emocionado en su interior, balbuceando y diciendo como soltaría feromonas para su omega. El pálido lo ignoró en todo el camino que tuvo que recorrer para llegar a la habitación de Hoseok. Según el mensaje lleno de burlas que su hermano le envió, estaban en la habitación 96.

A paso rápido y con un lobo emocionado en su interior, llegó luego de un minuto.

El alfa comenzó a dudar al acercarse más a la puerta, pero su interior ardía por comprobar que su hermano no le estuviese haciendo nada al pequeño omega. Así que con sus manos sudando a causa del nerviosismo se acercó lentamente a la puerta, en la cual se encontraba grabado el gran número 96 dorado. Cuando estuvo a punto de tocar con su nudillo, escuchó un gran alboroto provenir del interior.

—¡Más, más, más! —se escuchan jadeos de una dulce y sexy voz. Yoongi supo al instante que se trataba del omega peli-negro—. ¡DI-DIJE QUE MÁS RÁPIDO HY-HYUNG!

Yoongi abrió los ojos completamente, sus mejillas se colorearon de un rojo intenso cuando escuchó la voz jadeante del chico. Comenzó a balbucear unos pequeños "ba, ba, ba", y con más curiosidad se acercó, recostó las manos en la puerta y pegó su oreja a la puerta.

—No te-tengo mucha resistencia, Jiminnie —oyó la reconocible voz de su hermano.

La mente del pálido comenzó a maquinar diferentes situaciones en las que ambos chicos podrían usar ese tipo de palabras, pero ninguna de las que imaginó le gustó.

Yoongi, tu apestoso hermano le está haciendo cachorros a nuestro omega, has algo. Lloriqueó lleno de pánico su lobo.

—No l-le está ha-haciendo nada —tragó saliva el alfa.

Abrió más sus ojos ante el ruido intenso que se escuchaba y paró más su oreja para poder escuchar mejor.

¿No sonaba como a aplausos cuando se hacía eso?

Yoongi estaba confuso, se escuchaba como si estuvieran pegando contra el suelo, y el sabía que ese no era el sonido que se escuchaba cuando alguien...

Un Omega De Mentira - YoonminWhere stories live. Discover now