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Jimin corrió la última cuadra con todas la fuerza y rapidez que tenían sus piernas. Las lágrimas no dejaban de caer, recorriendo sus abultadas mejillas y el dolor en su pecho se hacía más fuerte. Necesitaba llegar con su padre lo más pronto posible y saber que estaba sucediendo.

Había salido de la academia lo más antes posible, dejando a un guardia confundido y aún Taehyung explicándole el motivo de su salida sin aviso alguno. Había tomado un taxi que lo había dejado a dos cuadras de su hogar.

Suspiró al ver la fachada de su casa y suspiró hondamente. Aceleró sus pasos y llegó hasta ella, queriendo ignorar el hecho de que la puerta principal estaba abierta y el carro de su padre no estaba. Se adentró apresurado y subió las escaleras de la misma forma, hasta llegar a la habitación de su padre.

—¿Papá? —Jimin lo llamó, adentrándose poco a poco a la —no tan amplia— habitación.

Jimin paró en seco cuando alzó su mirada y se encontró con su padre acostado y dormido sobre la cama matrimonial que compartía con Seulgi. Pero no fue por eso que sus lágrimas salieron más seguidas y con más fuerza, sino la circunferencia deformada y de un color morado mezclado con un verdoso oscuro que Jungkook tenía adornando terriblemente en su ojo izquierdo.

—¡Papá! —Gritó, corriendo hacia el mayor. Se subió a la cama y gateó hasta llegar al peli-negro, quien comenzó a removerse al escuchar la dulce voz de su pequeño hijo—. ¿Qué pasó? ¿Te caíste? —preguntó sin tomar un respiro.

Se acostó al lado de su padre y llevó una de sus manos hacia el rostro de éste, acariciando con toque suave su mejilla.

—Ca-cachorro —habló en voz baja y rasposa, dedicándole una tenue sonrisa a su hijo.

—¿Qué pasó? —preguntó de nuevo.

Pero la pregunta se respondió cuando su padre giró la cabeza hacia la derecha, dejando a la vista su blanquecino cuello, en el que se suponía que debería de haber una hermosa y brillantes marca, mas todo lo que los ojos de Jimin vieron fue una mordida de color violáceo, se veía muy mal y parecía como si estuviera infectada.

Seulgi no podía ser tan ruin como para deshacer el lazo, ¿cierto?

—Ella se fue, cariño... Lo siento.

Jungkook dejó salir toda la culpabilidad que tenía dentro. Se sentía sucio, inútil y un mal padre, porque ahora Jimin no tendría, nuevamente, un alfa que pudiera cuidar de él.

En realidad, Jungkook jamás quiso casarse con otro alfa luego de la muerte del único hombre al que había amado y al que era el padre de su apreciado hijo, pero entendía muy bien el que Jimin necesitaría la figura de un alfa, ya que necesitaría ser protegido y mimado, algo que él nunca le iba a poder dar al ser un completo omega débil y bueno para nada.

Y cuando Seulgi llegó, fue como si todos sus problemas se hubieran resuelto. Pero, que equivocado había estado.

—¿E-ella te golpeó?

El pequeño omega apretó fuertemente la mandíbula, tratando de contener la rabia que sentía al pensar que esa mujer no sólo le había hecho daño a él, sino que también a su padre.

—Fue mi cu-culpa.

—¿Cómo puedes decir eso, papá? Esa mujer no tiene corazón. Debí de haberlo previsto —sollozó—. Debí de haber impedido que te dejaras marcar por ella. Por una vez debí de haber sido un egoísta y mal hijo.

—No digas eso, Jiminnie. Ya te dije que fue mi culpa.

—¡Deja de decir eso! ¿Cómo tú podrías ser el culpable? —chilló, aferrándose al cuerpo del mayor—. Ella no tenía ningún derecho de pegarte, papá. Suficiente tenía con haber roto el lazo. ¿Acaso no pensó en qué podría hacerte sufrir?

Un Omega De Mentira - YoonminNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ